Indudablemente, el alto funcionario más sufrido de este país es Ramón Ventura Camejo. Ese pobre hombre viene arrastrando calladamente su dolor desde que en este país se creó el Ministerio de Administración Pública, vano sueño institucionalista en un país sistemáticamente desinstitucionalizado. Ninguna disposición suya ha sido acatada al pie de la letra por nadie; ninguna planificación se ha ejecutado; ningún control se ha respetado; ninguna escala salarial se ha cumplido. Por ejemplo, ¿qué son y qué han hecho los Ministerios de la Mujer y de la Juventud? (No pregunte, que ni siquiera Ventura Camejo tiene la respuesta).
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