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27 Abril 2024

El temprano consumo de alcohol

 Es uno de los tantos problemas que nos aquejan y que se van acentuando en la medida en que la mayor parte de la  atención  pública permanece focalizada en el diario y absorbente  trajinar de nuestro intenso y tan a menudo improductivo chismorreo político.

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Asombro tanto como justa preocupación provoca la información de que en los últimos siete años se han reportado más de trescientos casos de menores de edad entre 2 y 17 años que han debido ser asistidos en emergencias médicas debido a grave intoxicación por la ingesta de bebidas alcohólicas.

Y atención: esta estadística corresponde tan solo a los mini-feriados de Semana Santa, Navidad y Nuevo Año, lo que permite suponer que es una situación repetitiva que se da si no a diario al menos con muy preocupante frecuencia, de lo que parece no llevarse registro, o al menos no haber sido recopilada la cantidad de casos recibidos en las distintas emergencias de los centros hospitalarios.

Pese a que la ingesta de bebidas alcohólicas en menores de edad está expresamente penalizada, tanto para los propietarios de los sitios de expendio como para los progenitores y tutores, no luce, o al menos, es de muy escasa divulgación que la norma se esté aplicando salvo en los contadísimos casos en que llega a los medios de comunicación.

Cada vez que nos acercamos a un feriado en el paquete de recomendaciones que divulgan las autoridades, figura la prohibición expresa de permitir a los menores de edad la ingesta de bebidas alcohólicas y la advertencia a los padres de ser sometidos a la justicia.   Y si bien al pasar balance final a los distintos eventos ocurridos durante el mismo, figura la cantidad de menores que han debido recibir asistencia por esa razón, no hay constancia posterior de que a sus padres y tutores se les haya aplicado sanciones por ese motivo.

Esta ausencia de consecuencias es quizás la razón de más peso que explica el hecho de que en cada feriado se registre un elevado número de menores de edad, en algún momento y caso hasta de un menor de pocos meses, afectados por intoxicación alcohólica.  De que hay progenitores y tutores que han hecho burla de la advertencia de sanciones, sirve de ejemplo palpable el hecho de que mientras en el feriado de Semana Santa del pasado año se registraron 22 casos, en la de este año se reportaron 64, es decir casi tres veces más.

La ingesta de alcohol desde temprana edad es uno de los problemas sociales y de salud más extendidos en el país, que a juicio de los expertos responde en alto grado a la publicidad en horario no regulado, incitando al consumo.  Cuenta, además,  la arraigada cultura “machista” de que un joven se gradúa de hombre en la medida en que comienza a fumar y a beber alcohol.

Pero reiteramos no podemos ignorar el vacío que como elemento agravante representa en el caso de los menores, la impunidad que arropa la conducta irresponsable de los padres que no solo permiten que sus hijos menores, inclusive desde la primera infancia, consuman bebidas alcohólicas hasta el punto de intoxicarse sino que con frecuencia les incitan a ello.

Tal como se advierte, la ingesta de alcohol a temprana edad lleva al adolescente o joven consumidor en muchos casos a derivar hacia  otras sustancias tales como la cocaína, el crack y la marihuana, con daños que van acumulándose de su organismo y su mente, las más de las veces con carácter irreversible, y que terminan por condicionar de manera negativa su desarrollo personal y su conducta familiar y social.

Es uno de los tantos problemas que nos aquejan y que se van acentuando en la medida en que la mayor parte de la  atención  pública permanece focalizada en el diario y absorbente  trajinar de nuestro intenso y tan a menudo improductivo chismorreo político.

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