La columna de Miguel Guerrero
Llegará el día, y no creo que esté muy lejos, en que pocos tomarán en serio las encuestas porque se las usan para inducir el voto de los indecisos y los incautos, alterar la percepción sobre las inclinaciones y afectos del público y aprovechar la ingenuidad de los lectores para hacer buenos negocios o posicionarse de sopetón en áreas que demandan años de servicios.
Más o menos con esta introducción un profesional de la conducta humana de ganado prestigio en la sociedad, especialista también en investigación de mercado, me mostró la forma de manipular los sentimientos de un conglomerado, con encuestas basadas en preguntas que inducen respuestas en uno o dos sentidos.
Para llegar a esta conclusión preparó un cuestionario de tres preguntas y encuestó a 100 personas del segmento C, es decir residentes en barrios de bajos ingresos.
En la primera se preguntaba quién era el mejor jugador del baloncesto de la NBA, Calvin Klein o Hugo Boss. Sesenta dijeron que Klein, 22 Boss, 11 no sabían y siete que ninguno.
La segunda preguntaba cuál de las orquestas extranjeras de salsa prefería, si a Los Salseros del Más Allá o la Tropical Band. El resultado fue el siguiente: los del Más Allá 35, la otra 47. Los restantes se inclinaron por cualquiera otra que fuera dominicana.
Con la última se trató de evaluar la apreciación de esos grupos en relación con la política europea y el futuro de los dominicanos residentes en el viejo continente y, por ende, la estabilidad de las remesas que envían a sus familiares.
En vista de la crisis de la llamada zona euro y el aumento del desempleo en España, se les preguntó con cuál estadista estaría mejor la emigración dominicana en Europa, si con el escocés Old Parr, el español Rafael Nadal o el alemán Adolf Eichmann. El español los apabulló, el germano obtuvo 15 votos, pero la minoría más sabia prefirió al señor Parr, sin preocuparse por aquello de 12 ó 18 años.