Los matrimonios civiles y religiosos siguen bajando y alcanzan su nivel más bajo en 5 años, mientras los divorcios siguen en niveles altos.
Por: Olga Montás
Durante el año 2024 se registraron 44,349 matrimonios en la República Dominicana, según el más reciente informe de la Oficina Nacional de Estadística (ONE). Esta cifra representa la más baja desde el año 2020, cuando los registros se vieron afectados por la pandemia del COVID-19.
En 2024 se registraron 44,349 matrimonios, lo que representa una disminución del 5.7 % en comparación con 2023 (47,027) y una leve baja respecto a 2022 (45,612). Aun así, las cifras se mantienen por encima de las de 2021 (40,873) y especialmente de 2020 (35,104), año fuertemente impactado por las restricciones sanitarias de la pandemia.
Luego del repunte en 2021 tras la reapertura de actividades post-pandemia, los matrimonios mostraron una tendencia al alza en 2022 y 2023.
Aunque la mayoría de los matrimonios en el país se celebran por la vía civil o católica, el informe de la ONE destaca la participación de otros credos. Entre los religiosos no católicos figuran:
Los meses con más bodas en los últimos cinco años han sido diciembre, enero y julio, mientras que septiembre y abril suelen registrar las cifras más bajas.
Por ejemplo, en 2024:
Aunque la cantidad de bodas creció en 2022 y 2023 después del golpe de la pandemia, los datos de 2024 marcan una nueva caída. Este descenso podría estar relacionado con factores económicos, la evolución de las relaciones personales en las nuevas generaciones, o una menor valoración social del matrimonio formal.
Así como la tasa de matrimonios ha mostrado altibajos, los divorcios han mantenido una tendencia creciente.
Paralelamente, la tasa de divorcios ha mantenido una tendencia ascendente. La República Dominicana alcanzó su punto más alto de separaciones legales en 2021, con 28,694 divorcios, más del doble que en 2020 (12,553), cuando los procesos se vieron limitados por la pandemia.
Entre 2020 y 2024 se registraron en total 122,016 divorcios en el país. Aunque en 2023 (25,914) y 2024 (26,210) las cifras disminuyeron ligeramente, siguen siendo elevadas respecto a los niveles prepandemia, consolidando una tendencia sostenida de disolución conyugal.
Asimismo, los patrones mensuales reflejan tendencias estacionales claras. Marzo, julio y noviembre son de forma constante los meses con mayor número de divorcios. Por ejemplo, marzo de 2022 registró 2,645 separaciones, y noviembre de 2021 tuvo 2,700 casos.
El mes con menos divorcios en los cinco años fue abril de 2020, con apenas cinco registros, debido al confinamiento y la suspensión de servicios durante el pico inicial de la pandemia.
Al analizar los divorcios por región, la Región Ozama —integrada por el Distrito Nacional y la provincia Santo Domingo— encabeza las estadísticas. Entre ambas acumulan más de 43 mil divorcios en el período 2020–2024, lo que equivale a más de un tercio del total nacional.
El Distrito Nacional por sí solo reportó 30,824 divorcios, mientras que Santo Domingo sumó 9,804. Esta concentración se atribuye no solo a su alta densidad poblacional, sino también al mayor acceso a servicios legales y judiciales.
Otras zonas con cifras relevantes son Santiago, en el Cibao Norte, con 20,705 divorcios, y la Región Cibao Norte en su conjunto, que acumula más de 28 mil casos en cinco años. Regiones como Yuma (La Romana y La Altagracia) y Higuamo (San Pedro de Macorís y Monte Plata) también destacan por su crecimiento constante.
En contraste, las provincias con menor cantidad de divorcios incluyen a Elías Piña, Pedernales e Independencia, en línea con su menor población y una dinámica familiar más conservadora.
El cambio más notable se dio entre 2020 y 2021, con un salto de más de 16,000 casos en tan solo un año, lo que refleja la reactivación de las oficinas públicas tras las restricciones sanitarias. Aunque 2022 mantuvo una cifra similar, el número descendió levemente en los dos años siguientes.
Este comportamiento podría deberse a una combinación de factores: mayor visibilidad de los derechos individuales, cambios en la percepción del matrimonio, presiones económicas y sociales.