Te sudan las manos. Te tiemblan las palabras, nerviosas y algo tartamudeantes. No puedes fijar la mirada, inquieta y con un ligero tic incontrolable. “¡Trágame tierra!” (expresión que no puede trascender del pensamiento, aunque te torture la convicción de que la gente no cree en ti, pues pone sistemáticamente en duda o rechaza cualquier cosa que digas, sin importarle tus argumentos, por más lógicos que sean)…Es el momento en que debes tomar una decisión para recuperar tu aplomo y tu credibilidad: actuar; hacer aquello concreto, firme y convincente que casi todo el mundo te demanda. No hay vuelta floja. Bien lo sabes.
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