SANTO DOMINGO, República Dominicana.- Osamentas fuera de las tumbas, falta de espacio, inseguridad, profanación y descuido en son algunos de los problemas más comunes en los cementerios del gran Santo Domingo, donde los visitantes aseguran se ha perdido el respeto a quienes yacen en su última morada.
Están destinados a ser los lugares donde deben reposar en paz los restos de nuestros seres queridos. Unos 15 cementerios están disponibles para entierros en el gran Santo Domingo.
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El Cristo Redentor es uno de los más utilizados, sepultan a unas 20 personas al día. El problema recurrente: el robo.
Aseguran que el espacio, que por su naturaleza debe ser de recogimiento, se ha convertido en una zona de peligro.
Con una extensión de 5 kilómetros cuadrados, el Cristo Redentor solo cuenta con tres policías municipales para la seguridad.
El visitante Israel Monegro se refiere a la pared entre el cementerio y el sector de Pantoja, la cual se derrumbó en dos puntos, permitiendo el acceso sin restricción. O sea se ha convertido en un atajo entre los moradores de Pantoja y Los Girasolres.
La pared colapsó en la llamada parte C, donde son sepultadas las personas que no tienen nicho. Allí los relatos son escalofriantes.
Josefina Admaes recoge huesos que asegura son osamentas. Vive frente a la pared rota del cementerio y dice ser testigo de la falta de espacio para sepultar.
La falta de espacio es una situación que comparte El Cristo Redentor con otros cementerios, como el de Cristo Rey, el de la Máximo Gómez, San Vicente de Paúl y Los Mina Viejo. La propuesta es cambiar de enterrar.
Hasta que el proyecto se convierta en realidad en los cementerios del Distrito Nacional, la situación es que cada día el espacio para los enterramientos es más escaso y mientras en algunos cementerios como el de Cristo Salvador, la maleza arropa las tumbas, en otros como el de Villa Mella el espacio es tan angosto que no hay espacio ni para el crecimiento de la hierba.