A propósito de “La isla al revés” vale destacar que esta es una Isla compartida por dos pueblos, y en que ambos lados los conquistadores y colonizadores europeos exterminaron la población aborigen; resultando posteriormente sendas identidades afrodescendientes diferenciadas.
Los colonialismos francés y español, pintados por diversas cepas blancas entremezclada con diversas cepas negras. en proporciones distintas, determinaron las características de ambos pueblos; con mucha negritud en ambos casos. Haití con un gran parecido a las naciones africanas y Dominicana fundamentalmente “mulata”, negra y una minoría blanca,
El destino de los dos pueblos debería ser la relación armónica y cooperante; esto es, la coexistencia solidaria, lo que ha sido impedido por una perversa influencia de la ideología racista, derivada de una colonización basada en la supremacía blanca.
Uno de los más funestos exponentes de ese adoctrinamiento racista ha sido Joaquín Balaguer, reivindicado por la invasión yanqui del 65, después de acompañar a Trujillo en todo lo malo.
En su libro “La Isla al Revés”, Balaguer dinamita verbalmente eso de compartir armoniosamente esta hermosa isla y traza la raya de la hostilidad, al proclamar que: “Lo que Santo Domingo-RD desea es conservar su cultura y sus costumbres como pueblo español e impedir la desintegración de su alma y la pérdida de sus rasgos distintivos”.
El cortesano de Trujillo sostiene que “el constante roce entre los dos pueblos atenta contra la estabilidad política y económica de RD” y se empeña en negar que la población dominicana lleva -como decía graciosamente el poeta Juan Antonio Alix- “el negro detrás de la oreja”; para entonces promover la idea de una monumental diferencia entre dominicanos y haitianos, que imposibilita la unidad y la cooperación.
Balaguer sostiene que los haitianos “provienen directamente de la raza etíope”, mientras que los dominicanos son supuestos “herederos de la hispanidad en América, con mínimas cruces con los negros”
De esa fuente racista han seguido bebiendo los gobiernos de Guzmán, Jorge Blanco, Leonel, Hipólito, Danilo y Abinader… los jerarcas del PRSC, PRD, PLD, FP, PRM, la PN, FFAA y CONEP… hasta llegar a apoyar y promover invasiones imperialistas contra el pueblo haitiano, como acontece ahora.
En tales circunstancias, poner la isla al derecho, exige vencer esa ideología
rescatar la autodeterminación de las dos naciones y pueblos, y sembrar amores y solidaridad, en lugar de odios; exige colocar sus Estados a la izquierda del espectro político mundial, en disposición de construir bienestar, justicia e igualdad, en ambos lados de la isla. ¡Difícil y enorme es el reto que esto implica!