Enfermera se declara culpable de amenazas de muerte a vicepresidenta de EE.UU.

Al haberse declarado culpable la acusada, el caso no llegará a juicio.

ESTADOS UNIDOS.- Una enfermera afroamericana de Miami se declaró culpable ante un tribunal federal de haber amenazado con matar a la vicepresidenta de Estados Unidos, Kamala Harris, informó la Fiscalía del distrito sur de Florida.

Niviane Petit Phelps, de 39 años y madre de tres hijos, está acusada de seis cargos y se enfrenta a una posible condena a cinco años de cárcel.

El juez José E. Martínez dictará sentencia el 19 de noviembre, según un comunicado de la Fiscalía.

Al haberse declarado culpable la acusada, el caso no llegará a juicio.

En una audiencia celebrada la pasada semana, Phelps admitió que en febrero pasado envió a su esposo, que está preso en la cárcel de Wakulla, en Crawfordville (Florida), videoclips de 30 segundos en los que decía haber recibido el encargo de matar a Harris, primera mujer en llegar a la Vicepresidencia de EE.UU.

«Tus días ya están contados», dice en uno de los videos dirigiéndose a Harris, según documentos judiciales del caso.

Usando un lenguaje soez, Phelps asevera que ha aceptado 53.000 dólares para llevar a cabo el «golpe» contra la vicepresidenta y que lo piensa concretar en 50 días.

Algunos de los videoclips los grabó ella misma y otros hizo que los grabaran sus hijos.

Después de enviar estos videos, Phelps envió una fotografía de sí misma sosteniendo un arma de fuego con una hoja de objetivo en un campo de tiro y dos días después solicitó un permiso para portar armas sin mostrarlas.

Phelps también admitió haberle dicho a los agentes de la ley que manejaron este caso, que si no hubieran ido a su casa, ella «no sabe» lo que hubiera sucedido.

Según los documentos judiciales del caso, la enfermera les dijo a los agentes que fueron a su casa a interrogarla que estaba «enojada» por el hecho de que Harris hubiera llegado a la Vicepresidencia.

Phelps manifestó que no creía que Harris fuera realmente de la raza negra y que le había molestado que durante la toma de posesión del cargo «pusiera la mano sobre su bolso en lugar de sobre la Biblia».