En el cuádruple asesinato de las Hermanas Mirabal y de Rufino de la Cruz, ocurrido hace 57 años -típico crímen de Estado- se combinaron la saña feroz de una tiranía montada sobre una cruel acumulación capitalista a beneficio de Trujillo y su familia, y la saña machista-patrialcal propio del al tirano, sus esbirros y el régimen impuesto a sangre y fuego.
La rebeldía femenina contra la opresión política y el sadismo machista de Trujillo, fue castigada con una de las acciones más horrendas de la opresión trujillista: la violación y la muerte a palos de las tres hermanas Mirabal, que de paso conllevó la tortura y asesinato del meritorio y valiente chofer que las acompañaba.
Asesinato político múltiple y triple feminicidio a la vez, que nos dejan como contrapartida el balance ejemplar de la resistencia inconmovible de tres heroínas y un héroe, junto una significativa contribución a la lucha por las libertades y al logro parcial de derechos conculcados a escala nacional e internacional.
Ejemplo de enorme valor para enfrentar con firmeza y valentía, en el presente y en el futuro próximo, ambas expresiones de opresión contra nuestra sociedad y contra nuestras mujeres; ahora en el marco de un régimen mafioso seudo-democrático, que sigue robando y comienza a matar a través de sus mecanismos represivos y de los sicarios que lo acompaña, que genera corrupción, injusticias sociales mortales y feminicidios a granel , recubierto con un manto de simulaciones mediáticas.
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