Sospecho que en algún lugar de este país hay un viejo gavetero, que algún anónimo burócrata abre puntualmente el 27 de febrero (y saca un expediente harto manoseado); y vuelve a abrirlo el 19 de marzo (y saca otro expediente de papeles carcomidos); y vuelve a hacer lo mismo el 30 de marzo (y saca otro expediente convertido, en alas de mariposa); y repite lo mismo en cada aniversario de patricio, en cada fecha de ocurrencias proceras, en cada celebración de tal o cual batalla. Y creo que ese burócrata debería cambiar su oficio y dedicarse a tallar un epitafio sobre el mármol: «Aquí yace la República».