Era previsible

Como era previsible y también necesario, la entrada a la tercera fase de la desescalada económica tuvo que ser suspendida en momentos en que la incidencia del Covid-19 está en un pico de franco aumento de muertes y nuevos casos de contagio.

Así lo había recomendado, con justificadas argumentaciones, la comisión de emergencia de alto nivel en la que participan reputados médicos y especialistas que siguen de cerca la evolución del mortal virus en el país.

Sin embargo, no era forzosamente necesario contar con voces expertas para haber llegado a tal conclusión con la consecuente recomendación de posponer la fase, ya que a simple vista era obvio que estamos en uno de los períodos más complicados y preocupantes de la pandemia.

Dentro de todo esto, lo más lamentable es que, independientemente de lo que se pueda decir, defender o criticar en torno al manejo de la crisis sanitaria por parte de las autoridades, la principal responsabilidad de que el coronavirus esté en aumento es la población por la violación a las normas preventivas claramente establecidas.

A través de videos, fotografías y diferentes imágenes, en las emisiones de televisión de SIN y a través de su portal digital se ha mostrado como mucha gente sale a las calles sin mascarillas y sin guardar el distanciamiento físico que se requiere para evitar contagios y la expansión de la enfermedad.

Ante esta muestra de inadmisible irresponsabilidad ciudadana, el ministerio de Salud ha propuesto que el Gobierno establezca, mediante decreto, el uso obligatorio de las mascarillas, además de aplicar sanciones a quienes violenten tan fundamental disposición.

Empero, lo ideal sería que la gente aplicara esa y otras medidas de prevención por conciencia y cuenta propia, como un deber humano para preservar su vida y la de los demás, ya que cualquiera puede ser víctima de un contagio o fuente del mismo al estar afectado del virus y no saberlo.