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“¿Eres Débil, Fuerte o como el Café?”

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Un cordial saludo a todos mis queridos lectores.

Todas las cosas en nuestra vida suceden por algo y para algo, a lo mejor suceden para que de un mal saquemos un bien. Siempre digo que si te dan un limón no te lo puedes comer por lo agrio que es, pero si le pones un poco de agua, un poco de hielo y unas cucharadas de azúcar haces una refrescante y deliciosa limonada.

Así suceden las cosas en nuestra vida, muchas de las cosas que nos suceden no son tan buenas y muchas otras son amargas, pero hay que aprender a resolverlas de una forma u otra, pero resolverlas.

Te voy a contar una historia que dice así: Una joven siempre se le quejaba a su papa acerca de cómo le iba en la vida y cómo todo le resultaba muy difícil. Cada vez que resolvía un problema otro aparecía, no sabía qué hacer para salir adelante. Estaba bien cansada de luchar y ya a punto de darse por vencida. Su papa trabajaba como chef y un día ya cansado de sus constantes quejas la invito al restaurante donde él trabajaba. Allí sin decir una palabra entro en la cocina, lleno tres recipientes de agua y los puso sobre el fuego. Cuando el agua estaba hirviendo, coloco en el primer recipiente una zanahoria. En el segundo un huevo, y en el tercero unos granos de café. La joven espero pacientemente a que su papa llegara de nuevo a la mesa. A los veinte minutos el papa apago el fuego de los tres recipientes. Después puso la zanahoria y el huevo en un plato, y el café que había cambiado el color y el sabor del agua en una taza. Y le pregunto a la hija: ¿Qué ves? Le pidió que tocara la zanahoria. Ella lo hizo y le dijo su papa y dijo: Esta blanda, luego le dijo que rompiera el huevo y le pregunto: ¿Cómo estaba? Ella le contesto: duro. Entonces le dijo que probara el café; ella lo tomo y le dijo que estaba muy sabroso mientras disfrutaba de su aroma y sabor. Entonces ella le pregunto a su papa que significaba todo esto: Él le dijo: La zanahoria entro en el agua fuerte y dura y se puso blanda y débil. El huevo entro en el agua frágil y líquido y se convirtió en duro. Los granos de café fueron los únicos que después de hervir, cambiaron el agua. Esto te enseña hija mía que cuando la adversidad toca a tu puerta. ¿Cómo respondes tú? ¿Cómo la zanahoria? Que entro al agua dura y se puso blanda. ¿Cómo el huevo? Que comienzas líquido y el correr de la vida te pone el corazón duro. ¿O eres como el grano de café? que bajo esa temperatura y el agua caliente cambio el agua, y le dio sabor y aroma.

Recuerda hija que todo en la vida sucede por alguna razón, solo se necesita descubrirlas y aprender de las mismas. Recuerda siempre que no hay mal que por bien no venga, y que nada sucede por casualidad, Dios está detrás de todo lo que nos sucede. Seamos como los granos de café, y así podremos cambiar al mundo que nos ha tocado vivir.

Termino con el Versículo 28, del Capítulo 8, de la Carta de San Pablo a los Romanos que dice: Sabemos,  además, que Dios dispone todas las cosas para el bien de los que lo aman.

Hasta la próxima y muchas bendiciones para todos.

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