Un cordial saludo a todos mis queridos lectores.
Cuando uno reconoce los errores que comete, y las virtudes que tiene, entonces es que eres tú mismo, mientras no.
Errores todos cometemos, el único perfecto es Dios. Pero también todos tenemos virtudes. Hay quien no sirve para una cosa, pero sirve para otra, y esa es una virtud que Dios le dio el hacer una cosa bien. Siempre he dicho que el que hace muchas casas, las hace a media. Sin embargo el que hace una o dos cosas las hace bien y las lleva a su fin. Te envió esta meditación, que me enviaron a mí, y ojala que haga tanto en ti como lo hizo en mí.
Hay que saber reconocer nuestras virtudes, y no esperar a que otros las reconozcan. Por ejemplo:
Ser valiente…Es cuando te sobrepones a los temores tuyos, y enseñas a otros hacer lo mismo que tu.
Ser sabio…Es conoces los limites de tu sabiduría, y recuerdas que otros saben más que tu.
Ser amoroso…Es cuando tu propio dolor no te ciega a para ver el dolor del otro, y lo que está pasando.
Honorable…Es cuando te das cuenta que tu honor es para honrar a los demás.
Generoso…Es cuando puedes tomar tan dulcemente como cuando das, a Dios y a otros.
Humilde…Es cuando no sabes cuán humilde eres tú.
Libre…Es cuando tienes control de ti mismo y no deseas controlar a los demás.
Creciendo…Es cuando sabes quién eres, pero no sabes quién serás mañana o pasado mañana.
Piadoso…Es cuando perdonas en los demás las faltas que condenas para ti mismo.
Feliz…Es cuando ves una flor y agradeces el milagro de Dios.
Rico…Es cuando no necesitas más que lo que tiene, lo demás no te pertenece.
Fuerte…Es cuando a tu pena le enseñas a sonreír, y sonríes ante tus penas.
Tú eres tú…Cuando estás en paz contigo mismo y con el Señor.
Los dejo con esta lectura tomada de la Primera Carta del Apóstol San Pablo a los Corintios, Capitulo 10, Versículo 23, que dice así: “Todo está permitido. Si, pero no todo aprovecha. Todo está permitido, pero no todo es constructivo”.
Hasta la próxima y muchas bendiciones para todos.