Un caluroso saludo a todos mis queridos lectores.
Cuando todos nos fallan, nos ponemos tristes, el único que nunca nos falla es Dios. Y si nos falla, es porque lo que estábamos pensando o haciendo no nos convenía. Es para nuestro bien cuando nos falla.
Cuando esa gente en quien confiabas, (tus amigos) te desilusionan, e incluso hasta hablan mal de ti. Tú desearías poner en evidencia su error. Sientes tristeza, dolor, desilusión al mismo tiempo. Y al final no sabes qué sentir. Aunque esto te pase sigue creyendo en la amistad sincera.
Sigue dando lo mejor de ti a las personas que aun no conoces, nunca pagues con la misma moneda.
Si te han fallado alguna vez, haz lo posible por no fallar tú.
Si alguna vez te han desilusionado, sé siempre recto para que tú no desilusiones a nadie y no cometas el mismo error.
Si alguna vez te han calumniado, ofrece a Dios esta situación. Que El sea el que juzgue, pero tú no envenenes tu corazón con el deseo de hacer tu justicia, Dios se encargara de eso.
No importa el error que otros hayan cometido, tú no te hagas insensible a las necesidades de las personas que te necesitan.
Sigue haciendo el bien, sigue creyendo, sigue ofreciendo lo mejor de ti, y ante todo deja el juicio en las manos de Dios, El se encargara de eso.
La veda es hermosa y tienes la oportunidad de seguir viviendo.
Sigue adelanta tu camino sin ver los tropiezos tuyos y menos los de los demás como obstáculos.
Y no cometas los mismos errores que otros hayan cometido contigo.
Los dejo con esta lectura tomada del Libro de los Salmos, Capitulo 3, Versos del 2 al 4, que dicen: “Señor, cuántos son mis enemigos, cuántos se levantan contra mí, cuántos dicen de mí: Ya no los protege Dios. Pero tú, Señor, eres mi escudo y mi gloria, tú mantienes alta mi cabeza”.
Hasta la próxima y muchas bendiciones para todos.