Jerusalén.- La extrema derecha israelí, incluyendo 12 ministros como el polémico Itamar Ben Gvir y 15 legisladores alineados con el movimiento colono, se congregó anoche en una conferencia en Jerusalén para exponer sus planes para la Gaza de posguerra: reconstruir asentamientos judíos en el enclave y alentar la emigración de la población palestina.
«Es hora de regresar a casa, a Gush Katif», clamó el ministro de Seguridad Nacional, el extremista y antiárabe Itamar Ben Gvir, en la inauguración del evento frente a una audiencia apasionada de miles de militantes ultranacionalistas y sionistas religiosos.
Gush Katif era el bloque de asentamientos israelíes en la Franja de Gaza hasta su evacuación en 2005 en base a la ley de retirada promovida por Ariel Sharon, algo que el movimiento colono aún ve como un gran error que dio vía libre al «terrorismo».
Ben Gvir, colono que vive en el área de Hebrón en Cisjordania ocupada, instó a su propio gobierno -liderado por Benjamín Netanyahu- a «fomentar la emigración voluntaria» de los 2,3 millones de palestinos que viven en el enclave, sumido en la mayor catástrofe humanitaria de su historia y con casi 27.000 muertos desde que comenzó la guerra.
Unos 2 millones de personas, alrededor del 90 % de la población del enclave ya se encuentra desplazada por la violencia, la mayoría hacinados en el área de Rafah, en el extremo meridional a las puertas de Egipto, cuyo presidente Abdel Fatah al Sisi, se ha opuesto rotundamente a abrir su frontera a refugiados palestinos.
El desplazamiento de gazatíes por la actual guerra en la Franja es el mayor éxodo de población en la historia de Palestina, superando los 800.000 personas que tuvieron que abandonar sus casas en 1948 cuando se creó el Estado de Israel, un trauma nacional conocido como la Nakba (desastre).
«Debemos alentarlos a que se vayan», instó Ben Gvir citando la Torá para reclamar el derecho divino de los judíos a habitar en toda la antigua tierra de Israel, que incluye los territorios palestinos ocupados.
Bezalel Smotrich, la otra referencia de la extrema derecha colona dentro del Gobierno, a cargo de la cartera de Finanzas, también acudió al acto festivo en el Centro de Convenciones de Jerusalén, decorado con carteles que decían «Solo el traslado (de palestinos de Gaza), traerá la paz».
«Si Dios quiere, nos asentaremos y saldremos victoriosos», clamó Smotrich en otra referencia a Dios.
Además de los dos ministros ultranacionalistas y colonos, seis ministros del Likud -el partido de Netanyahu que supuestamente representa la derecha laica y liberal- acudieron al evento, así como el ministro de Vivienda, el líder ultraortodoxo Yitzhak Goldknopf, lo que demuestra que la ideología colona está cada vez más extendida en el espectro político de Israel.
Mientras las redes sociales en Israel se inundaron anoche con imágenes festivas, e incluso ministros bailando canciones hebreas, la indignación crecía entre sectores más moderados de la sociedad israelí, especialmente entre los familiares y seres queridos de los más de 130 rehenes que quedan dentro de Gaza en manos de Hamás, para quienes no es el momento ni de celebrar ni de pensar en recolonizar la Franja, sino de negociar con los islamistas para que regresen todos los cautivos.
Netanyahu no asistió a la conferencia pero preguntado por ella en una rueda de prensa el sábado, señaló que los legisladores y ministros son libres de expresar sus posturas pero que la recolonización de la Franja no es una política gubernamental en este momento.
El primer ministro sí ha apoyado de Israel mantenga el «control de seguridad» del enclave cuando se termine la guerra para evitar un resurgimiento de Hamás.
Aunque no estuvo presente, muchos mensajes de los asistentes iban dirigidos al primer ministro: «La tarea de un liderazgo valiente es tomar decisiones valientes», le instó Ben Gvir.
La conferencia fue organizada por el grupo promotor de asentamientos Nachala y el Consejo Regional de Samaria -como en Israel se denomina al norte de Cisjordania ocupada donde hay decenas de colonias- que ven la guerra en Gaza como una oportunidad.
Nachala ha establecido seis grupos de asentamientos en Cisjordania donde viven 400 familias y ya está ideando proyectos semejantes en la Franja, en concreto en el corazón de los principales núcleos urbanos, en ciudad de Gaza y en Jan Yunis, hoy arrasadas por la guerra.
«Millones de refugiados de guerra van de un país a otro en todo el mundo. ¿Por qué no pueden irse de una tierra que convirtieron en un infierno y desde donde amenazan con destruir Israel?» afirmó la líder de Nachala, Daniella Weiss, en un mensaje en el que identifica a todos los gazatíes con Hamás.
Ya en diciembre la constructora Harey Zahav, especializada en asentamientos en Cisjordania, promocionó hileras de chalés en primera línea de playa en Gaza, cuando «se evacúe a los invasores y se limpien los escombros».
Israel desmanteló sus 21 asentamientos en la Franja de Gaza en 2005 y obligó a sus 8.000 residentes a marcharse cuando se retiró unilateralmente de Gaza en 2005, retrocediendo a las fronteras previas a 1967.
Tras ganar las elecciones legislativas un año antes, en 2007 Hamás derrocó violentamente del poder a Fatah en el enclave, que fue bloqueado militarmente tanto por Israel como por Egipto.