Es justicia social y no caridad lo que necesitan las madres

La inversión en educación implica mucho más que construir escuelas;  de hecho las verdaderas columnas de las aulas son sus maestros y maestras.  Una escuela sin profesoras con deseos de enseñar es como un cajón de block, como un perico ripiao sin acordeón.

¡Cómo me gustaría que nuestro programa de educación incluyera información sobre el  Sistema Legislativo!  Su historia, ¿cómo surge, cómo se incrementa, cuáles son sus funciones, quiénes lo conforman, cuáles son sus beneficios  y en qué momento cometen intrusismo?

El Estado invierte muchos recursos en el Poder Legislativo, sería incluso un acto de justicia educar a la población sobre dónde y para qué se utilizan esos recursos.

Saber no pesa. Una población educada tiene oportunidad de reclamar. Una población educada conoce sus derechos y los exige.

El Congreso Dominicano  le sale muy caro al Estado. Está compuesto por 210 legisladoras y legisladores.

En la Constitución Dominicana no aparece que al Poder Legislativo tenga que regalar estufas, lavadoras, televisores, juegos de comedor, vajillas, juegos de vasos, colchones, planchas, abanicos.  No es el benefactor.

Las dadivas son la herramienta utilizada por las y los políticos para mantener el favor de la población. Una población que no conoce sus derechos es una población sumisa, tranquila. Con circo y alcohol se mantiene el status quo.

En el Congreso Dominicano  están representados los principales partidos políticos de nuestro país y con el consentimiento de ellos, la  Cámara de Diputados repartió RD$176.9 millones para la adquisición de regalos que serán distribuidos por las y los legisladores a su libre albedrio con motivo de la celebración del Día de las Madres.

No pierdo la esperanza de que  tarde o temprano el sol  salga para las y los dominicanos.  República Dominicana, un país con la mitad de su población viviendo por debajo de la línea de pobreza, donde los niños, las mujeres y las embazadas mueran de causas prevenibles, es inaceptable que el Estado invierta en dadivas para obtener la bendición.

En tiempo de austeridad, invito a cumplir la Constitución y a gastar «sólo en lo indispensable».

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