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Batalla Electoral 2024

Es mejor dar que recibir

Un cordial saludo a todos mis queridos lectores.

Unos días atrás conversábamos mi esposa y yo con una joven directora de Relaciones Públicas de una Fundación, y nos decía que el presidente de esa fundación decía que cuando uno daba con alegría se multiplicaban las cosas. Eso es muy cierto, cuando uno da por amor se multiplica lo que uno da, eso yo lo he podido comprobar, pues en muchas ocasiones he pedido para ayudar a los más necesitados y Dios me lo ha multiplicado no en cosas, pero sí en salud y bienestar para todos los míos y con eso ya me basta, y me doy por bien servido. Leí una vez algo que decía: “Poco tengo, y de lo poco que tengo, poco necesito” Por eso es, preferible dar y saberse con la conciencia tranquila del bien cumplido.

Hace unos días  llegó a mis manos una historia que quiero compartir con todos ustedes, y dice así: “Un estudiante universitario salió un día a dar un paseo con un profesor, a quien todos los alumnos consideraban su mejor amigo debido a su bondad para quienes seguían sus instrucciones. Mientras caminaban, vieron en el camino un par de zapatos viejos y se supusieron que pertenecía a un anciano que trabajaba en el campo de al lado y que estaba por terminar sus labores diarias. El alumno dijo al profesor. Hagámosle una broma, escondamos los zapatos y ocultémonos detrás de esos arbustos para ver su cara cuando no los encuentre. Mi querido amigo, le dijo el profesor, nunca tenemos que divertirnos a expensas de los pobres. Tú eres rico y puedes dar una alegría a este hombre. Coloca una moneda en cada zapato y luego nos ocultaremos para ver cómo reacciona cuando las encuentre.  Eso hicieron; ambos se ocultaron entre los arbustos cercanos. El hombre pobre terminó sus tareas, y cruzó el terreno en busca de sus zapatos y su abrigo. Al ponerse el abrigo deslizó el pie en el zapato, pero al sentir algo adentro, se agacho para ver qué era  y encontró la moneda. Pasmado, se preguntó qué podía haber pasado. Miró la moneda, le dio vueltas y la volvió a mirar. Luego miró a su alrededor, para todos lados, pero no veía a nadie. La guardó en el bolsillo y se puso el otro zapato, su sorpresa fue doble al encontrar la otra moneda. Sus sentimientos lo sobrecogieron, cayó de rodillas y levantó la vista al cielo pronunciando un ferviente agradecimiento en voz alta, hablando de su esposa enferma y sin ayuda, de sus hijos que no tenían pan y debido a una mano desconocida no morirían de hambre. El estudiante quedó profundamente afectado y se le llenaron los ojos de lágrimas. Ahora dijo el profesor ¿No estás más complacido que si hubieras hecho una broma?  El joven respondió: Usted me ha enseñado una lección que jamás olvidaré. 

Ahora entiendo algo que antes no entendía: Es mejor dar que recibir”.

Es muy cierto, se siente uno mejor cuando da que cuando recibe. Pero recordemos siempre que cuando demos lo tenemos que hacer con alegría. Hay un refrán que dice: Has bien y no mires a quien. Dice la Palabra de Dios, que Dios paga el ciento por uno.

Termino con el versículo 7 del capítulo 9 de la Segunda Carta de San Pablo a los Corintios que dice así: “Cada uno dé según lo decidió personalmente, y no de mala gana o a la fuerza, pues Dios ama al que da con alegría”.

Hasta la próxima y muchas bendiciones para todos.

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