Es otro país

Aunque son burlas, insinuando que el país descrito por el presidente Danilo Medina en su mensaje de rendición de cuentas es ilusorio, no dejan de tener razón las caricaturizaciones que sugieren que el mandatario ha descrito una realidad social muy distinta a la que nos acostumbramos a ver y denunciar como invariable.

No lo mencionó, pero desde que la República empezó sus primeros pasos, hubo dominicanos que nacieron y murieron en la prisión del analfabetismo, que también es la de la falta de información y de oportunidades para romper el círculo de la pobreza, y en la gestión de Danilo Medina, esa gravísima inequidad ha sido prácticamente erradicada.

Gente sin acceso al financiamiento bancario, entrampados en la usura, han encontrado la oportunidad de ser confiables para un crédito solidario que más de un 98% retornan agradecidos, y con posibilidades de emplearse y de emplear, convirtiéndose también en potenciales clientes de la banca regular y contribuyendo con el dinamismo de la economía. Solamente en el año 2017 recibieron un beneficio crediticio por 5,364 millones.

Tiene que ser otro el país en el que gente que antes rogaba por un empleo o una ayuda, ha creado 84,280 empleos. Es otro el país porque para clasificar en Banca Solidaria, no interviene la politiquería y las oportunidades son iguales para todos los solicitantes.

Que no sea una movilidad petrificada, porque la condición de vulnerabilidad ante cualquier evento de la naturaleza o coyuntura inestable de la economía los puede regresar a la pobreza, hasta empíricamente puede advertirse que en el país se ha producido una gran movilidad social, que también, genera caos, porque, por ejemplo, en Los Alcarrizos, la cantidad de vehículos desborda en más de un 40% la capacidad de las vías.

Los que creen que la pobreza es una condena eterna, podrán dudar, aunque la realidad les presente en diferentes manifestaciones de la vida nacional a más de un millón 200 mil pobres movidos hacia la clase media. Los números que ofreció el presidente Medina consolidando sus cinco años de gobierno, están ahí certificados por todos los organismos internacionales:  pobreza descendió de 39.7% a 25,5%, y la clase media creció de 22.6% al 30%.

En el país existía una medicina privada para quienes podían pagarla o trabajaban en empresas con planes de salud; en el nuevo país tres de cada cuatro dominicanos pueden acudir a demandar servicios de salud en cualquier clínica u hospital porque tienen un seguro de salud que les respalda, y los pobres de solemnidad pueden acudir a hospitales públicos con mejores servicios que las clínicas privadas.

No ignoro que ese país que ha sacado a muchas personas de la pobreza tiene aún mucha pobreza; que el país que ha creado empleos tiene mucho desempleo; que el país en que las mujeres tienen una gran integración a la actividad productiva y en la que son mayoría en la matrícula universitaria, son víctimas de feminicidios y se les limita a decidir sobre su cuerpo; que la inseguridad es cultura de vida, pero es importante que haya descendido la tasa de homicidios y ojalá que sea un logro sostenible y mejorable en el tiempo

De casos de corrupción que han sido judicializados, no tenía que hablar. El discurso fue basado en cifras incontrovertibles de avances, pero no de conformidad, rémoras que solo redimimos, consiguiendo todos los años logros como los presentados en esta rendición de cuentas.