Redacción internacional.- Compartir el PIN del smartphone con tu pareja puede parecer una señal de confianza y transparencia, pero ¿es realmente una práctica saludable? Según una reciente encuesta, el 51% de las personas están dispuestas a compartir su PIN con su pareja, mientras que otras formas de compartir datos personales no son tan bien recibidas.
La investigación realizada por Periwinkle Doerfler de la Universidad de Nueva York y su equipo reveló que más de la mitad de los encuestados que tenían pareja compartían su PIN con ella. La encuesta incluyó a 531 personas de todo el mundo, de las cuales 378 estaban en una relación. Además, combinando estos datos con una encuesta anterior de 2019 realizada para la empresa de software Norton, se encontró que el 59% de los encuestados consideraba común compartir el PIN del teléfono, y el 57% veía esta práctica como saludable.
Los resultados del estudio subrayan una división en las percepciones de las prácticas de privacidad y transparencia en el uso de dispositivos personales. “Tienes a las personas que dicen ‘la confianza es transparencia’ y luego a las que dicen ‘la confianza es privacidad’”, explica Doerfler. “No creo que ninguna de esas posturas sea incorrecta. La respuesta debería ser mutua y consensuada”, añade.
Aunque compartir el PIN es relativamente común, otras formas de compartir datos personales generan menos consenso. El estudio mostró que registrar la huella digital de la pareja en el teléfono solo es considerado común por el 39% de los encuestados y saludable por el 49%.
La encuesta también refleja aquellas prácticas vistas como intrusivas. El 43% de los encuestados consideraba común monitorear el historial de búsqueda de su pareja y el 46% revisaba sus mensajes de texto. Sin embargo, estas acciones son calificadas como tóxicas por el 85% y el 87% de los participantes, respectivamente.
“Puede que en realidad sea beneficioso si pudieras usar un teléfono de la misma manera que usas una computadora”, sugiere Doerfler, aludiendo a cómo en la infancia usaban una computadora con diferentes cuentas de acceso según el usuario. Esta idea plantea que los teléfonos inteligentes deberían permitir un acceso más personalizado y controles granulares, similar a la configuración de las computadoras.
Entre las conductas más negativamente valoradas se encuentra el rastreo de la ubicación de la pareja. Según el estudio, el 74% de las personas consideraba esta práctica tóxica, incluso con el consentimiento del compañero, mientras que el 95% la veía de manera negativa si se realizaba sin consentimiento. A pesar de esto, un 25% pensaba que el rastreo con consentimiento era común y el 14% creía que lo era sin él.
La investigación realizada por Periwinkle Doerfler y su equipo en la Universidad de Nueva York reveló una notable falta de consenso sobre si la privacidad o la transparencia es la mejor estrategia en las relaciones. En el estudio, los encuestados expresaron opiniones divididas, lo que sugiere que no existe una única solución aplicable a todas las parejas.
Para muchos, la privacidad es un componente crucial de una relación saludable. Esta perspectiva sostiene que cada individuo debe tener derecho a mantener ciertos aspectos de su vida privada, incluso dentro de una relación íntima. La privacidad puede ofrecer un espacio personal necesario para la autonomía y el desarrollo individual, lo que, a su vez, puede fortalecer la relación al permitir que cada persona mantenga su identidad única. Además, respetar la privacidad puede ser un signo de confianza y respeto mutuo, evitando comportamientos intrusivos que podrían ser perjudiciales.
En contraste, otro grupo de encuestados cree firmemente que la transparencia es esencial para construir y mantener la confianza en una relación. Desde esta perspectiva, compartir el PIN del smartphone, los datos de ubicación y otros accesos digitales es una forma de demostrar que no hay nada que ocultar. La transparencia puede ayudar a reducir las sospechas y la desconfianza, fomentando una comunicación abierta y honesta. Para estas personas, la voluntad de compartir detalles íntimos es una manifestación de compromiso y apertura que refuerza el vínculo emocional.
A pesar de estas posturas divergentes, Doerfler subraya que la clave no radica en elegir una u otra estrategia de manera unilateral, sino en alcanzar un consenso mutuo. Es fundamental que ambos miembros de la pareja estén de acuerdo en los niveles de privacidad y transparencia que desean mantener. Las relaciones saludables se construyen sobre la base de acuerdos consensuados, donde ambas partes sienten que sus necesidades y preocupaciones son escuchadas y respetadas.
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