I.- Negativa propaganda oficial
1.- Lo que nos ha impulsado a escribir este y dos artículos anteriores, es que por medio de diferentes canales de televisión, hemos escuchado una promoción oficial que nos ha llamado la atención por su contenido ausente de motivación a la elevación del dominicano y la dominicana.
2.- El anuncio al cual nos referimos dice así: “En República Dominicana los sueños se hacen realidad tocando puertas”.
3.- La línea que envía en cada nota la presidencia de la república, viene a ser una misiva presidencial para todo el pueblo, sin importar que sea con el fin de dar a conocer una ejecución o un acto de otra naturaleza. Cada vez que las ciudadanas y los ciudadanos reciben una información oficial, les ponen atención sin tomar en consideración que sea una verdad o una mentira piadosa.
4.- No hay que ser un gran conocedor de la política para saber que desde los órganos estatales, se envían los mensajes de orientación a la sociedad por medio de la palabra o por escrito.
5.- Dirigir o encaminar a la comunidad humana, se hace con el objetivo de conducirla para lograr en su provecho algo material o espiritual, siempre cuidándola para con la instrucción no resulte lesionada en su forma de accionar o pensar.
6.- En lugar de bien enfocar, se desorienta al pueblo cuando se le hace una recomendación que lo lleva a reducirse y no a elevarse por su proceder como ente social.
7.- La población resulta desorientada, si desde las instituciones del Estado, o el gobierno central se le aconseja llevándola a despistarse, o a estar confundida.
8.- Las mujeres y los hombres se elevan y ganan respetabilidad por su correcto proceder en el medio donde desarrollan sus actividades. La persona se hace honorable y gana méritos, por su dedicación al trabajo y por ser modelo de buena conducta. La deferencia se alcanza con la buena compostura.
II.- El pueblo llano no debe hacer caso a mensajes pesimistas
9.- No es nada sano, desde el centro del poder político oficial, motivar a los pobres para que vean como un logro, un éxito, alcanzar algo material por medio de la deshonra, implorando caridad, tocando puertas. Llegar a poseer recurriendo a súplicas e hincar las rodillas para obtener lo necesario, es caer en la pordiosería que degrada y no eleva.
10.- Los marginados de la sociedad resultan confundidos, cuando reciben informaciones que les hacen formar en su cabeza una mezcla ideológica; un surtido de propaganda que les enloquece con un popurrí de mensajes ideados para desorientarles.
11.- No es nada bueno decirle a un pueblo hambriento y oprimido que: “En República Dominicana los sueños se hacen realidad tocando puertas”. Esto no es más que condicionarlo para que se pase todo el tiempo pidiendo, que subordine su liberación a limosnas, someter su voluntad a que le abran una puerta para recibir un pedazo de pan.
12.- A los pueblos hay que motivarlos para que confíen en el trabajo; en el duro batallar para triunfar; combatir para salir adelante y creer en la laboriosidad para lograr éxitos. Nunca hacer caso a los que procuran que domine la cultura de la holgazanería, vaguear e ir pidiendo de puerta en puerta.
13.- A la gente del país hay que animarla para que se prepare para luchar por el desarrollo suyo y de toda la sociedad humana. Nunca desmayar, desanimarse ni dejarse disuadir para, en lugar de elevarse, andar arrastrándose, dando lástima, tocando puertas.
14.- Por muy golpeado que esté nuestro pueblo, por la crisis económica, social y sanitaria, no debe ser impulsado a que se sienta alicaído, ni nada entregado. Por el contrario, hay que estimularle para que se comporte enardecido y confiado de que es dueño de su propio destino.
15.- Hablarle a las masas depauperadas de que su porvenir está cifrado en tocar puertas, es reducirlas a la nada, demolerles su voluntad para resistir y vencer todas las adversidades que se les presentan.
16.- Es no confiar en la firmeza y potencialidad de los pobres, presentarles como que están en la imposibilidad de modificar su azarosa situación y que, por tanto, deben hacer realidad sus sueños tocando puertas.
17.- Los hombres y las mujeres del pueblo, no están para que les envíen mensajes de piedad, colocándoles como infecundos sociales, cargas de nulidades, ineficaces para contribuir al avance de la sociedad.
Ideas finales
18.- Aquellos que en el país son los más y no disponen hoy de lo indispensable para vivir, deben estar confiados en que, más temprano que tarde, saldrán adelante luchando y venciendo a sus adversarios, no tocando puertas.
19.- El pueblo dominicano hambriento, se liberará a la corta o a la larga, ahora o después, sin encomendarse a nadie, ni corto ni perezoso, sin detenerse a pensar y sin tomar en cuenta el anuncio: “En República Dominicana los sueños se hacen realidad tocando puertas”.
20.- El deseo de las dominicanas y de los dominicanos a liberarse, está por encima de la propaganda de cualquier naturaleza, sin tomar en cuenta lo que se difunda para confundirles, las muchas o pocas veces que se repita el anuncio confusionista, lo corto o extendido de la propaganda. Nada podrá contener las legítimas aspiraciones populares, que pesan más que cualquier propaganda hecha para engañar y apaciguar.
21.- Sin importar la promoción que se haga para inducir al pueblo a la pasividad, a los fines de que acepte resignado la opresión social, la inacción nunca será lograda, porque están más presentes sus necesidades, que el deseo de la minoría nacional a mantenerle detenido, inmovilizado, en total marasmo.
22.- A cada uno de los nuestros hay que llenarles de alegría, para que se mantengan regocijados y convencidos de que por sus propias fuerzas van a lograr mantenerse de buen humor, sin tener que tocar puertas para olvidar sus penas.
23.- Todos aquellos que aquí creemos que un mundo nuevo y de felicidad es posible, estamos en el deber de hacer que los de abajo, los de a pie, los que comen a veces, se mantengan decididos para liberarse de la pobreza, activos para lograr permanecer bienhumorados, sin tener que tocar puertas.
24.- El momento manda sembrarle a nuestro pueblo en la conciencia el entusiasmo, para que marche con alegría triunfante, dominado de optimismo y en ningún momento pensar en la desventura, en nada de mala suerte, como tampoco creer en que se hace realidad su porvenir tocando puertas.