SANTO DOMINGO, República Dominicana.- Operaron a sus anchas el negocio de las drogas desde territorio dominicano, su escudo de seguridad estaba compuesto por policías, militares, empresarios y políticos. Algunos hasta llegaron a ser miembros de los cuerpos de seguridad del país.
Las facilidades le fueron otorgadas por doquier desde la obtención de varias cédulas, privilegios dentro de la cárcel, préstamos y depósitos millonarios en el sistema bancario del país y hasta el acceso a presidentes de la república.
Que estos narcotraficantes hayan permeando el poder, moviéndose a sus anchas, nos despierta la interrogante ¿Será que estamos frente a un narcoestado?
Las preocupaciones externadas son válidas y al concluir este recuento debemos hacer un alto para cuestionarnos si realmente como sociedad estamos interesados en frenar esta ola que lentamente nos arropa pero que aún no nos llega al cuello.
Un punto de partido por ejemplo, son las propuestas que han quedado plasmadas en los proyectos de Ley de Partidos prohibiendo aportes económicos de campaña provenientes de personas físicas o jurídicas vinculadas a las actividades ilícitas o los que no se puedan determinar su procedencia u origen.
Lo lamentable es que son los mismos partidos en el congreso nacional que no se ponen de acuerdo para pasar esta Ley, que comenzaría a adecentar por lo menos las finanzas en una campaña y frenaría que los narcos penetren como culebras.
Esta noche habíamos prometido un seguimiento con las víctimas de ácido del Diablo. Se lo debemos para la semana entrante, ya que el tema del narcotráfico se extendió más de lo que estimamos inicialmente.