Santo Domingo.- Una comisión de cerca de 30 personas de la Oficina Nacional de Evaluación Sísmica de Infraestructura y Edificaciones ahora analiza los escombros y se enfoca en determinar la resistencia y características de cada elemento del edificio que durante décadas fue centro de diversión.
Para el arquitecto Abel Castillo se hace obligatorio que ahora en el país se regule y dé seguimiento a las infraestructuras y a los espacios comerciales y detalló además las características que, según dice, debe tener un local para alojar a una considerable cantidad de personas.
Finalizado el proceso de limpieza y desinfección, el Jet Set ya fue cerrado y agentes de la policía custodian este lugar que sirvió de escenario a muchos artistas, pero que ahora sus luces se apagaron para siempre, llevándose consigo a 221 personas, lo que ha motivado a que otras personas coloquen una especie de altar justo en la acera de la discoteca donde siguen llorando a las víctimas.
«Estamos haciendo prácticamente ahora el levantamiento de las edificaciones, de la edificación donde ocurrió la tragedia y para realizar el informe de lo que ocurrió hasta ahora estamos tomando las características de la estructura, los elementos que conforman el edificio. Este sistema constructivo con el cual se confeccionó este proyecto era un sistema constructivo eficiente, duró 50 años funcionando, pero lamentablemente el aumentar las capacidades de aire acondicionado, sonido y demás, aparte de los remaches estructurales que tenía, iban a causar este desenlace tarde o temprano», explicó Castillo.
Asimismo entre las personas que con flores, velones y fotografias rindieron tributo, hay quienes buscan crear un mural para inmortalizar a las víctimas.
«Yo no perdí a nadie pero me siento como si lo perdiera. Estoy tratando de tramitar un permiso para hacer un mural e inmortalizar los nombres de todas esas personas muy importantes que se nos fueron. A solidarizarme con todas las personas que le han pasado este caso, que tengan fe, que esas almas volverán y retornarán a su camino».
Por Jessica Soriano
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