La Ciudad Colonial es un tesoro que vale muchísimo más que el oro de esta isla. Tiene un valor intangible e inmedible por los códigos del capitalismo, la especulación inmobiliaria y financiera, el negocio turístico y la corrupción gubernamental-empresarial que la están agrediendo vorazmente en la pequeña área semi-remodelada.
Es el valor de su belleza original y de la hermosa magia de los siglos y sus ruinas: arquitectónico, histórico, estético. Es el valor de las luchas libertarias que acogió en su seno, del trabajo creador de los pueblos originarios triturados por látigo y rocas, de los esclavos
negros martirizados por el coloniaje… También el de los seres que por décadas la han habitado y disfrutado, y ahora se ven compulsados a abandonarla, cediendo a su conversión en vitrina complementaria del jugoso negocio turístico a cargo del gran capital criollo y transnacional.
Tesoro transformado lentamente y a locas en zona de bares, hoteles y centros nocturnos, negocios ruidosos, comercio sexual, puntos de drogas, colas insufribles de vehículos, parqueos y basureros improvisados. Con atracadores y ladrones asociados a la Policía. Con anchas aceras (supuestamente para peatones) y estrechas calles (para el tránsito vehicular) -ambas torpemente diseñadas, al mismo nivel, delimitadas por frágiles pilotillos colocados a distancias vulnerables- convertidas indistintamente en rutas de las imprudencias de “delivery” y toda suerte de intrépidos motoristas civiles y militares, “amets” y escoltas de funcionarios incluidos.
No faltan camiones de provisiones atascando el tránsito, sin espacio para operar. Ni establecimientos que usan aceras como si fueran propias. Tampoco fortunas tipo VICINI apropiándose de todo.
La primera mala señal fue que se le asignó al Ministerio de Turismo (dirigido por miembro destacado de la Corporación PLD) – y no a Patrimonio Cultural u otra entidad especializada- este extraño plan de remodelación de la Ciudad Colonial en ejecución. Se destinaron 60 millones de dólares para el área comprendida entre José Gabriel García, Emiliado Tejeda, Las Damas y Palo Hincado, erogándose primero solo la mitad para ejecutar el 50% del plan, comenzando por La Católica y la Meriño e incluyendo los tramos de las callecitas transversales que las unen.
Nos comunicaron que en pocos meses estaría todo reluciente, con sus cables eléctricos y telefónicos soterrados. En agosto se cumplirán 3 años de su inicio y ni se ha remodelado esa mitad prometida y financiada, ni se ha terminado completamente esa pequeña área inicial, sometida hoy a todas las distorsiones mencionadas. Y los cuartos… ¿dónde están?