Señor director:
En referencia al artículo “¡Vámonos con Dios en el 2018!”, por el “maestro, abogado, escritor y político” Euclides Gutiérrez Féliz, que está publicado en su periódico, permítame por favor necesarias aclaraciones.
Arguyendo a favor de una renovación generacional política, Euclides de inmediato se contradice a sí mismo invocando la necesidad de viejos con experiencia en el quehacer político.
Y dice: “Siempre hemos dicho que Adolf Hitler aquel funesto caudillo alemán, que a los 45 años de edad había sometido a casi la totalidad de los pueblos de Europa por medio de la conquista, y para derrotarlo no buscaron jóvenes ingleses, rusos, estadounidenses ni franceses; tuvieron que juntarse Winston Churchill con más de 70 años de edad Jefe del gobierno inglés; Joseph Stalin, primer Ministro del gobierno de la Unión Soviética y Franklin Delano Roosevelt, presidente de los Estados Unidos de América, invalido, en una silla de ruedas, con 75 años de edad, a los cuales se sumó después Charles de Gaulle, Jefe de la resistencia francesa, con más de 70 años”.
Increíblemente, de cinco líderes cuyas edades cita en abono a su teoría, Euclides no pegó ni una. Erró penosamente en todas las edades referidas, según paso a explicar:
Hitler nació en 1889, al comenzar la guerra en 1939 tenía 50, no 45 como dice Euclides, y cuando los aliados lo vencieron, tenia 56.
Churchill nació en 1874; cuando el Reino Unido entró a la guerra, tenía 65 años, no “mas de 70” como cree Euclides. Churchill murió en 1965.
Stalin nació en 1878. Cuando Alemania rompió su alianza con la URSS, en 1941, Stalin tenía 63, no 75 años, como dice Euclides. Peor aún, no fue llamado para combatir a Hitler como dice Euclides, sino que gobernaba desde 1922 a sus 44 años. Stalin murió en 1953.
Roosevelt nació en 1882, llegó a presidente en 1933 con 51 años. Al comenzar la guerra, Roosevelt tenía 57 años, no 75. Falleció en 1945 de sólo 63 años, 12 menos que la imposible edad de 75 años atribuida por Euclides.
De Gaulle nació en 1890, asumió el liderazgo de la parte de Francia no controlada por los Nazis en 1940, a sus 49 años, no “mas de 70 años”, como dice Euclides. Murió en 1970 de 80 años.
Cualquiera yerra o comete un gazapo, pero equivocarse tan egregiamente en cada uno de los cinco ejemplos que ofrece como sustento de su tesis, afortunadamente la confirma: pese a cuanta buena fortuna amatoria se posea, a cierta edad hay que retirarse.
Atentamente,
José Báez Guerrero