Redacción internacional.- El exmarido de Britney Spears ha sido condenado por allanamiento y agresión tras colarse en la mansión donde la famosa cantante celebró su boda con Sam Asghari el pasado junio para tratar de hablar con ella, o al menos eso era lo que él iba proclamando a gritos mientras recorría la propiedad haciendo un directo de Instagram.
Jason Alexander fue detenido en la puerta de la vivienda tan solo unas horas antes de que comenzara la ceremonia e inicialmente fue acusado de delito de acoso, vandalismo, agresión y otro más por negarse a abandonar una propiedad privada.
A principios de este mes se declaró no culpable de todos ellos en una vista previa, pero este jueves ha vuelto al tribunal del condado de Ventura para conocer su condena, que no le obligará a pasar por prisión porque se han contabilizado los 64 días que pasó en la cárcel del condado de Ventura desde su detención como tiempo cumplido.
También se ha dictado en su contra una orden de protección que no le permite acercarse a menos de 100 metros de Britney, o de cualquier miembro de su equipo de seguridad que estuviera involucrado en el incidente.
El juez encargado del caso ha determinado que supone una amenaza para la princesa del pop en vista del empeño con que trató de colarse en el evento. Uno de los guardias aseguró en su testimonio que Jason Alexander llegó hasta la puerta del dormitorio de Britney y rompió una manilla intentando llegar hasta ella.
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