SANTO DOMINGO.- Además de frecuentes asaltos, dueños y dependientes de colmados en diferentes zonas barriales enfrenta ahora otra modalidad delictiva: grupos de antisociales que los extorsionan exigiéndoles el pago de “peaje” o protección, o sea una supuesta garantía de no ser víctimas de atracos.
La realidad de esa práctica ilícita es un hecho establecido y denunciado de forma frontal por una asociación de comerciantes, pero por miedo a ser agredidos, algunos se refieren al tema acogiéndose al anonimato y se abstienen de denunciar estas extorsiones a las autoridades.
Hasta el momento la Policía sostiene que no ha recibido denuncias por hechos ilícitos de tal naturaleza, por lo que instaron a los comerciantes afectados a denunciar la situación.
“Si usted va y da su dinero cumple con la corrupción, porque este es un país libre y democrático. Lo correcto es ir a la policía y denunciar la situación porque serán apresados”, expresó el vocero de la Policía Nacional, Diego Pesqueira.
Girar la cabeza para observar los alrededores, resguardar los objetos de valor e instalar sistemas de cámaras y seguridad figuran entre las tantas acciones a que recurren los residentes en barrios para evitar ser víctimas de asaltos, pero en la práctica no resultan suficientes.
Y es que los altos índices de los actos vandálicos se han expandido hasta el denominado esquema de “peaje”, pago y extorsión de que son víctimas comerciantes de pequeños negocios para evitar ser asaltados.
Buenos Aires de Herrera, Los Alcarrizos, son algunos de los sectores en los que un equipo del periódico digital de Noticias SIN realizó un recorrido para indagar sobre la situación de inseguridad y la nueva modalidad delictiva.
El sistema de cobro para estar protegido incluye desde productos hasta recursos económicos. Inclusive, cuotas de mensualidad.
“Cada uno tiene su propia historia. Muchos han tenido que pagar en especie, dinero. Algunos tienen que pagar mensual o la extorsión es tan grande que pagan hoy, pero mañana se les aparecen otros y tienen que pagar. Es una situación de incertidumbre y todo esto tiene un denominador común que es el consumo de droga que afecta tanto a nuestra sociedad como a juventud”, declaró a Noticias SIN el presidente del Grupo de Detallistas Unidos, Ricardo Rosario.
La tensión y temor continúa mortificando a los negociantes que dicen temen por su vida.
“No solamente tememos por nuestra vida, sino también por nuestros familiares. Hay comerciantes que han sido afectados por secuestros, incluso que han tenido que pagar sobornos para poder ser liberados y ciertamente lo peor de esto es que ya mucha gente ha perdido la capacidad de asombro, manifestó Rosario.
Bajo un panorama similar, en el que reina la intranquilidad, así se encuentra el sector Herrera, municipio de Santo Domingo Norte.
De acuerdo a un comerciante, a quien llamaremos Arturo para resguardar su integridad en Herrera, además de cobrar el peaje, también afloran los asaltos.
“Pero claro, los mismos policías están claro de eso, pero usted sabe que uno está aquí. Eso aquí es normal (refiriéndose al cobro de peaje). Los tigueres andan en elite y le pasan a los policías por el lado. Aquí a cada rato hay un atraco”, reafirmó Arturo.
Producto de la situación sostuvo que ha tenido que recurrir a diferentes mecanismos para evitar ser una víctima más de los antisociales, entre los que figuran cerrar el comercio no más tardar de las 7:00 de la noche, además de caminar por lugares diferentes.
A pocos metros del referido comercio se distingue por sus peculiares verjas amarillas, el colmado de Iris Mateo, cuyas puertas cierran para protegerse desde que el reloj marca las 6:00 de la tarde.
“La delincuencia por aquí es increíble. Los sábados en la mañana desde las 6:00 de la tarde hasta las 6:00 de la mañana aquí no se duerme por la delincuencia. Las personas mayores que vivimos por aquí estamos viviendo una odisea increíble”, argumentó Mateo.
Sin embargo, subrayó que el nuevo esquema de peaje no se efectúa en su negocio. “Yo no le pagó a nadie. Solo cierro mis dos puertas”, expresó.
Otro de los establecimientos visitados fue el del colmadero Juan Bautista, quien detrás de su mostrador y rodeado de los artículos de primera necesidad, aclaró que tampoco es de los que acceden al denominado chantaje. No obstante, recalcó que establece medidas para contrarrestar cualquier intento.
“Aquí en Buenos Aires de Herrera la delincuencia sube, algunas veces la policía la aplaca, pero vuelve. Cuando ellos salen, uno se cuida de ellos. Ahora en estos meses, llegando a diciembre siempre salen par de banditas. Ahora salió una nueva que le llaman los 30-30 que uno se está cuidando de ellos”, añadió Bautista.
El grito de auxilio por los hechos delictivos también retumba en el municipio de Los Alcarrizos, a pesar de que los comerciantes refirieron no ceder ante los sobornos.
“Los asaltos se producen a cada rato, en la semana son de a dos y tres muertos en el barrio porque es que está fuerte la delincuencia. Hay que poner mano dura con eso. Uno tiene miedo de andar en la calle porque aquí no hay quien proteja a uno. La policía anda, pero es que al rato es lo mismo. Por aquí es uno de los sitios más tranquilos, pero después esos lugares por ahí es un problema caminar. Esta fuerte por ahí”, narró Miguel Macario.
Según comerciantes entrevistados, su labor conlleva “un alto riesgo” debido los peligros a que se exponen al permanecer largos periodos en sus establecimientos.
“Nadie sabe en qué momento llegarán. Irrumpen su negocio, le atracan, le roban y hasta lo matan”, afirmo el presidente del Grupo de Detallistas Unidos, Ricardo Rosario.