Redacción.- El filósofo, escritor y humanista Daisaku Ikeda, falleció a los 95 años de edad, la noche del 15 de noviembre de 2023, por su avanzada edad. El deceso del doctor Ikeda ocurrió en su residencia de Shinjuku, en Tokio, la misma ciudad donde nació, en enero de 1928. Le sobreviven, su esposa, Kaneko y sus hijos, Hiromasa y Takahiro.
Ikeda ocupó el puesto de tercer presidente de la Soka Gakkai, en 1960 y en 1975 ascendió como presidente de la Soka Gakkai Internacional, logrando la expansión del budismo Nichiren a 192 países y territorios, con una comunidad de practicantes laicos de más de 8 millones de familias.
Emprendió una cruzada de diálogos con líderes mundiales en torno a la paz, la educación, la cultura, el intercambio interreligioso y la protección del medioambiente; empeñado siempre en la forja de valores humanos, el desarrollo de los jóvenes y el sitial de la mujer en la sociedad. Conocedor, por experiencia propia, de los horrores de la Segunda Guerra Mundial, luchó incansablemente por la abolición de las armas nucleares.
Fundó importantes instituciones académicas y culturales como las escuelas y universidades Soka, en Japón y Estados Unidos, el Instituto de Filosofía Oriental.
El Instituto Toda de Investigación sobre la Paz Global, el Museo de Bellas Artes Fuji y la Asociación de Conciertos Min-On, entre otros.
Reconocido globalmente por sus denodados esfuerzos en pro de la paz mundial, una misión a la que dedicó su vida, recibió 408 honores académicos por establecimientos de educación superior de 60 naciones y visitó 54 países.
Escribió alrededor de un centenar de obras en diferentes géneros y fue distinguido con el premio “Poeta de la Paz Mundial” por la Sociedad Mundial de Poesía. Durante 40 años, desde 1983, presentó ante la Organización de las Naciones Unidas sus documentos de Propuesta de Paz, en los que analizaba la situación mundial, en procura de alternativas de solución a los desafíos sociales, desde la perspectiva budista de respeto a la dignidad de la vida.
Durante su visita a la República Dominicana, en febrero de 1987, sostuvo un cálido intercambio con los miembros e interactuó con líderes y autoridades nacionales. El gobierno dominicano le confirió la Orden Heráldica de Cristóbal Colón, en el grado Gran Cruz, mientras que la Universidad Autónoma de Santo Domingo le invistió como profesor honorario de la Facultad de Ciencias Jurídicas y Políticas. El Ayuntamiento del Distrito Nacional lo declaró Ciudadano Distinguido y le hizo entrega de las llaves de la ciudad. Posteriormente, recibió doctorados honorarios por la Universidad Tecnológica de Santiago (2002) y por
la Facultad de Humanidades de la Universidad Autónoma de Santo Domingo
(2008). Recibió, además, la designación como “Miembro Correspondiente de
Honor” de la Academia de Ciencias de la República Dominicana (2010) así como ciudadanías honorarias de varios municipios del país.
Con motivo de su visita al país el presidente Ikeda dedicó a la congregación budista dominicana el poema “El Gran Sol del Caribe”, en el que expresa su amor por nuestra tierra y la impresión por su belleza:
Bajo el gran Sol del Caribe, rodeada de tesoros de resplandeciente coral Quisqueya (Madre de las tierras)
Realza su exuberante verdor.
La gente le canta como la “joya del Caribe”
¡Oh, adorada tierra dominicana!
Donde mora mi alma de juventud.
La ondulante frondosidad de su verdor
Se entreteje ante mis ojos.
El mar vasto y fecundo
Expande mi corazón…
Adornada con siete joyas,
Cual tierra de luz eterna y tranquila, es este palacio, prodigiosa obra de la naturaleza.
Ante la partida física del Maestro Ikeda, los miembros dominicanos, junto a los practicantes de todo el mundo, expresamos la determinación de mantener el lazo imperecedero de maestro y discípulo, atesorar las orientaciones del mentor y continuar expandiendo las redes solidarias de la sociedad civil, para crear una cultura de paz, que permita construir una sociedad global sostenible, donde cada individuo pueda expresar el brillo de su dignidad inherente.