SANTO DOMINGO, República Dominicana.- Las autoridades de Salud en Nueva York emitieron una alerta sobre una bacteria contraída por mujeres que se realizaron procedimientos quirúrgicos aquí en República Dominicana y luego tuvieron que ser atendidas en centros hospitalarios en la Gran Manzana. Dicha bacteria está siendo analizada por el Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades de Atlanta en los Estados Unidos.
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Dicha alerta fue dada a conocer en la ciudad de los rascacielos a mediados de diciembre y aunque las autoridades del Ministerio de Salud Pública estaban al tanto e investigando, porque fueron debidamente informados, no divulgaron la información a la población aquí en el país. Hasta en esos detalles, que pueden representar la vida o la muerte para una persona, carecemos de transparencia, ya sea por no provocar pánico o por tratar de tapar nuestras debilidades a la hora de inspeccionar y darle seguimiento a estos centros de medicina estética, como por ejemplo Efecto Brush, que operaba sin la debida autorización desde junio del año pasado.
Seguimiento que también deben dar en los tribunales una vez se presentan demandas. Da grima ver cómo el dueño de Efecto Brush, que ya había estado preso en el 2012 por ejercer sin ser médico, salió en libertad y volvió a montar su negocio tras el desistimiento de la víctima que había entablado la demanda. Lo mismo ocurrió con más de cinco víctimas del médico Joan Tapia Bueno, también investigado por El Informe, cuya clínica igualmente fue cerrada y él finalmente quedo libre sin sanción alguna.
El Ministerio Público asegura que solo pueden seguir con un caso de esta índole si una persona muere, queda discapacitada o es menor de edad. O sea que cuando las víctimas se transan por dinero, el Ministerio Público se tiene que transar por quedarse con los brazos cruzados.
¿No es suficiente que estas mujeres queden desfiguradas de por vida? ¿Que no mueran porque después de largos y costosos tratamientos se salven pero queden traumatizadas por el resto de sus años con traumas sicológicos irreversibles? ¿No es nuestro de deber proteger a otras mujeres de médicos inescrupulosos que sin el entrenamiento adecuado incursionan en prácticas indebidas?
Son todas preguntas validas cuando se trata de poner la salud de la población por encima de quienes sin ética y movidos únicamente por un afán de lucro, trafican con la medicina como salvajes mercaderes.