Fe y Vida

Muchas veces y equivocadamente tratamos de confundir la personalidad mía con mi actitud, y eso no es cierto.

“No confundas mi Personalidad, con mi Actitud” 

Un cordial saludo a todos mis queridos lectores.

Muchas veces y equivocadamente tratamos de confundir la personalidad mía con mi actitud, y eso no es cierto.

Mi personalidad es quien yo soy, es decir. La personalidad es el conjunto de características físicas, genéticas y sociales que reúne un individuo, que lo hacen diferente y único respecto del resto de los individuos. Es el conjunto de rasgos que configuran la manera de ser de una persona. Por ejemplo: Yo soy poco comunicativo, esa es mi personalidad, soy muy organizado en mi trabajo, esa es mi personalidad, y así pudiéramos nombrar muchas más.

Mi actitud depende de quien seas tú. La actitud es la manera de estar alguien dispuesto a comportarse u obrar. Por ejemplo: Si yo llego a una oficina y no me atienden y la persona que esta sentada en el escritorio ni los buenos días me da, sino que es una grosera conmigo en su trato, eso cambia mi actitud hacia ella. Yo llegue muy contento y alegre porque El Buen Dios me dio un nuevo día, y la persona que esta en el escritorio sentada me recibe con dos piedras, eso cambia mi actitud, y como esta pudiéramos nombrar algunas otras.

Eiser define la actitud de la siguiente forma: Predisposición aprendida responder de un modo consistente a un objeto social.

“No confundas mi personalidad con mi actitud. Mi personalidad es quien yo soy, y mi actitud depende de quien seas tu”.

Por eso nosotros los que creemos en Cristo tenemos que tener mucho cuidado de cómo actuamos, porque la gente nos esta mirando, y después dicen: “Así es como actúan los cristianos”.

Seamos ejemplo para los demás, aunque a veces nos cueste trabajo.

Hasta la próxima y muchas bendiciones para todos.