Ray Ortega.
Un cordial saludo a todos mis queridos lectores.
Hay algo que es innato en todo ser humano y es el temor. El temor es una emoción propia nuestra que es dolorosa, excitada por la proximidad de un peligro, que bien puede ser real o imaginario, y que va acompañado de un vivo deseo de evitarlo o escapar de la amenaza. Es un instinto común a todo ser viviente, del cual ningún humano está completamente libre.
Hay muchos y diferentes tipos de temores. Por mencionar algunos está el temor al abandono, el temor a la crítica y el fracaso, temor a la muerte, el temor a lo desconocido, temor al ser rechazado, temor a las enfermedades y si son mortales es peor, el temor al futuro, y así pudiera continuar mencionando los temores del ser humano. Estos temores son en su mayoría manifestaciones de desamparo o impotencia porque no podemos tener control sobre ellos.
Hay muchos temores que desaparecen según crece nuestra fe, sin embargo hay otros temores que nunca desaparecen, no importa la fe que tengamos, y esto es debido a los recuerdos y traumas del pasado, los cuales han creado en nosotros inseguridades o imágenes exageradas y desvirtuadas sobre cualquier hecho ocurrido en el pasado.
Por ende, la conducta del ser humano y sus actitudes en la vida están condicionadas por esos temores que tenemos cada uno de nosotros en nuestro interior y que son muy diversos, que van desde una simple timidez, pasando por la alarma, el miedo y el terror. La única forma de liberarse del temor es enfrentándosele al mismo, haciéndolo un enemigo sin poder sobre nosotros. Pero hay que tener mucho cuidado, porque el mismo nos hace incapaz de enfrentar la vida, poniéndonos grandes obstáculos para que no podamos superarnos, este temor nos produce una ansiedad y una tensión interna que es capaz de generar en nosotros enfermedades.
Una persona con temores es incapaz de enfrentar la vida. Esta le pone grandes obstáculos para poder superarse y a la vez le produce ansiedad y tensión interna que es capaz de producirle enfermedades. Una persona con temor, no es capaz de enfrentar un riesgo para poder crecer porque le tiene un gran temor a lo desconocido, el mismo le produce inseguridad.
Se sabe que uno de los temores más habituales es a los insectos, las avispas, las cucarachas, los mosquitos. A través de la historia se ha podido constatar que el hombre ha sentido temor y hasta terror por las ratas, porque saben que estas muerden y además contaminan la comida, imagínense si esto es a insectos que casi son indefensos, que no podemos esperar a cosas mayores como lo es la inseguridad, el futuro, las enfermedades terminales, etc.
Las reacciones ante el temor pueden ser el tratar de huir del mismo, el tratar de evadirlo o el paralizarte, esto es muy normal, recordemos que el sentir temor en situaciones desconocidas o peligrosas es realmente normal, pero el estar atado al temor todo el tiempo nos impide ser libres interiormente.
Quiero para terminar dejándolos con unos Versículos Bíblicos, que estoy seguro les van a ayudar mucho ante el temor al que todos estamos expuestos.
Para enfrentar el temor:
“Sal del polvo, levántate, cautiva Jerusalén: Líbrate, de las cadenas de tu cuello, cautiva hija de Sión”
Isaías 52, Versículo 2
Para vencer el temor al hombre:
“Yo, yo soy vuestro consolador. Quién eres tú que temes al hombre mortal, y al hijo del hombre que como hierva es tratado; has olvidado al Señor, te hacedor, que extendió los cielos y puso los cimientos de la tierra, para que estés temblando sin cesar todo el día ante la furia del opresor mientras este se prepara para destruir. ¿Pero, dónde está la furia del opresor?
Isaías 51, Versículos 12 y 13.
Para vencer el temor a lo desconocido:
“Mira que te mando que te esfuerces y seas valiente, no temas ni desmayes, porque Yavé tu Dios estará contigo donde quiera que vayas”
Josué 1, Versículo 9.
Para vencer el temor al fracaso:
“Yo Yavé soy tu Dios quien te sostiene de tu mano derecha, y te dice: No temas. Yo te ayudo”.
Isaías 41, Versículo 13.
Para vencer el temor a la crítica:
“No temas, sigue hablando y no calles; porque yo estoy contigo y nadie te atacará para hacerte daño porque yo tengo mucho pueblo en esta ciudad”
Hechos 18, Versículos 9 y 10.
Para vencer el temor a la enfermedad y la muerte:
“Aunque pase por valle de sombra y de muerte, no temeré mal alguno, porque tú estás conmigo; tu vara y tu cayado me infunden aliento”
Salmo 23, Versículo 4.
Hasta la próxima y muchas bendiciones para todos.
