Para el dominicano, el mes de febrero significa la llegada de la temporada de pesca. Un mes activo y productivo en muchos aspectos.
Para los que viven del turismo, por ejemplo, es la temporada de los carnavales y de las ballenas jorobadas.
Mientras que la llegada del miércoles de cenizas, es para los religiosos el inicio de la temporada del adviento.
Para los políticos, es el tiempo oficial dado por la JCE para el caravaneo y el despilfarro de los dineros desde aquí hasta Mayo, y más allá…
Para los de efemérides e instituciones oficiales, es el tiempo de celebrar las fiestas patria…
Por último, y no por ello menos importante, para los periodistas, presentadores, cineastas y artístas es el tiempo del Soberano.
Es en este último ámbito es hacia donde nos enfocaremos en estas líneas.
¿La razón?
Cuenta la leyenda que este evento es toda una fiesta al máximo esplendor para la clase artística, el cine, el teatro, la música los periodístas y los aficionados a la farándula, que con gran ansiedad y emoción la esperan cada año.
Un evento fastuoso, presidido por ese gran consejo conocido como “Los Cronistas” compuesto por periodistas de arte, el cine, la comunicación y el espectáculo. “Se asume que sus conocimientos combinados deben abarcar toda la historia, en detalles, del arte, el cine el Folclore y el espectáculo del país.”
Son estos quienes se reúnen y deciden otorgar premios a la calidad, a la innovación y a los nuevos aportes en los géneros endémicos, al esfuerzo, el crecimiento sostenido y al arduo trabajo desempeñado durante todo el año anterior por los diferentes exponentes…
Cuentan que dentro del gran consejo existen los magos y las brujas, que son conocidos como; “relacionadores públicos o cabilderos”, algunos buenos y otros muy malvados; encantadores de serpientes que hacen magia y lanzan hechizos a sus colegas para que nominen a sus elegidos. Hay otros que predicen en su bola de cristal a sus ganadores, que ajustados y ambiciosos saborean por anticipado su añorado triunfo.
Dentro de los malos también están los que tienen la potestad de quitar y poner nombres y vender espacios, cual mercado persa, donde se vende lo que se tiene al mejor postor…
Y algunos allegados desde la banca esperan por su dinero y por la relación de sus manejadores con el gobierno, ¡la deseada presea!
Febrero es la temporada perfecta para salir a buscar lo suyo como si fueran pescadores, que esperan cada año a que la marea suba para sacar todo lo que coja la tarraya.