SANTO DOMINGO, República Dominicana.- El PRD acaba de producir, de forma ocurrente, pero a la vez burlona para intentar distorsionar la realidad, una definición que tendrá que ser analizada en la real academia de la lengua, al llamar fiesta blanca a una serie de incidentes en que imperó, a tiro limpio, el caos y la violencia durante su convención nacional.
Tenemos que admitir nuestra ignorancia al desconocer que con toda propiedad del idioma se podía llamar fiesta a un evento donde, además del desorden, se cometió el atropello de incautar videos y fotos a periodistas que cubrían las incidencias para diferentes medios.
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Pero más que una cuestión lingüística, lo que está de por medio en todo esto es una muestra de intolerancia y de irrespeto al derecho que tienen los ciudadanos de recibir y ofrecer informaciones sin obstrucción o censura previa.
Además, el PRD ni ningún partido o entidad alguna tiene facultad para incautarse de material periodístico legítimamente recopilado, conforme a la Constitución de la República, que garantiza el libre acceso a las fuentes de información, tanto públicas como privadas.
El hecho de que esta violación a la libertad de prensa e información se haya registrado dentro de la casa nacional del PRD le confiere una gravedad extrema, por tratarse de un partido que, a lo largo de su historia, ha hecho importantes aportes a la libertad y el fortalecimiento de la democracia y el estado de derecho.
Es vergonzoso que con esa inconducta el PRD y sus dirigentes hayan revivido la odiosa figura de los censores, que en los regímenes dictatoriales eran los que autorizaban lo que se podía divulgar a través de los medios.
El PRD, que durante el llamado período de los 12 años del doctor Balaguer fue víctima de abusos, opresión y persecuciones, al punto que a sus principales dirigentes se les prohibía hablar a través de la radio y la televisión, ahora se revela como enemigo del periodismo independiente.
¿Què puede esperarse para el fortalecimiento institucional del país si un partido manejado con tal mentalitad llegara al poder? ¿Puede estar preparado para retornar al ejercicio gubernamental y garantizar un ambiente plural y de libre juego de las ideas si en su seno predomina una distorsionada visión que le ha impedido lograr la unidad interna? Solo pregunto.