REDACCIÓN.- El Fondo Monetario Internacional (FMI), el Banco Mundial (BM), la Organización Mundial del Comercio (OMC) y el Programa Mundial de Alimentos (PMA) de la ONU urgieron este miércoles al mundo a actuar de manera urgente ante la falta de alimentos que ya está provocando la guerra en Ucrania.
El llamamiento de esas cuatro organizaciones se produce antes de la asamblea de primavera que celebrarán el Fondo y el Banco Mundial la próxima semana.
Los líderes de las cuatro instituciones publicaron este miércoles un comunicado conjunto para avisar de las consecuencias que tendrá una subida de precios de los alimentos por la guerra en Ucrania, que ha golpeado sus enormes exportaciones de trigo y otros cereales.
«La amenaza es mayor para los países más pobres que consumen alimentos importados, pero las naciones de ingresos medios donde se concentran la mayoría de los pobres del mundo están también viendo cómo aumenta su vulnerabilidad», alertaron.
En concreto, el BM estima que cada aumento del 1% en los precios de los alimentos hará que diez millones de personas caigan en la pobreza extrema.
Por eso, las organizaciones urgieron a la comunidad internacional a coordinarse para ofrecer alimentos y ayuda financiera a los países más vulnerables.
Una de las maneras de hacerlo sería a través de subvenciones para proporcionar alimentos y ayuda a los más pobres, así como asistencia para los pequeños agricultores que se enfrentan a dificultades para sacar adelante sus cosechas por los altos precios de los pesticidas.
Asimismo, las cuatro instituciones instaron a todos los países a mantener las fronteras abiertas para el comercio y a no imponer restricciones en la exportación de ciertos alimentos o de pesticidas, algo que han hecho varios países desde que comenzó la guerra en Ucrania.
Especialmente, se pide que no se restrinja el comercio de los productos con los que cuenta el Programa Mundial de Alimentos de la ONU para ayudar a las naciones más pobres.
Casi desde el inicio de la invasión rusa el pasado 24 de febrero, la ONU y otras organizaciones han advertido de que la guerra puede suponer un golpe muy duro para numerosos países, dado el encarecimiento de los combustibles que ha provocado y porque tanto Rusia como Ucrania son dos de los mayores productores de cereales y de fertilizantes en el mundo.
Rusia y Ucrania representan más de la mitad del suministro mundial de aceite de girasol y un 30 por ciento del de trigo.
Según la ONU, sólo Ucrania produce más de la mitad del trigo que usa el Programa Mundial de Alimentos, la agencia de la ONU que apoya a países de todo el mundo para combatir el hambre.
Además, hay 45 países de África y otras zonas que importan al menos un tercio de su trigo de Ucrania o Rusia y otros 18 que compran al menos la mitad, entre ellos Egipto, la República Democrática del Congo, el Líbano, Siria, Somalia, Sudán o Yemen.
Asimismo, el coste de los alimentos ya se había incrementado durante la pandemia, pero la guerra en Ucrania ha empeorado la situación.
En marzo, los precios globales de los alimentos alcanzaron su máximo histórico desde 1990, informó la semana pasada la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).