Nunca imaginé que alguna vez iría al alucinante mundo de Pedro Mir a descubrir “Consuelo Mío”, uno de los más hermosos y justicieros himnos de nuestros pueblos, obra de Miguel Phipps y Jesús Manzanillo: “Consuelo mío/ eres mi lugar querido/ de tu tierra yo soy hijo/ eres todo realidad/ Rodeado por cañaverales/ lleno de gente alegre y hospitalaria/ mezcla de negros, haitianos, cocolos/ y dominicanos, pero en el fondo/ somos uno solo/ El humear de tu chimenea/ que en la zafra nos alegra/ y llama al obrero a trabajar/ Tierra de grandes deportistas/ educadores y estudiantes/ por lo que arriba siempre estás”.
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