SANTO DOMINGO, República Dominicana.- A juzgar por la avalancha de leyes insistentes y los programas que se diseñan y publicitan, este país debería de ser un ejemplo en cuanto a la eficacia, transparencia y rendición de cuentas en la gestión pública.
Ocurre, sin embargo, que pese a todas esas regulaciones, en la práctica eso no pasa de ser en gran medida letra muerta, porque se suceden fallas, irregularidades y malas prácticas, sin que se establezcan sanciones y responsabilidades.
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Por ejemplo, la Cámara de Cuentas ha producido una hemorragia de auditorías, en algunas de las cuales se habrían encontrado faltas penales y hasta ahora nada ha pasado porque en el país no existe un auténtico sistema de consecuencias.
En otras palabras, todo se queda en denuncias y publicaciones en los medios y nada más, por lo que las finanzas en dependencias estatales, tanto en ministerios como en organismos descentralizados, se siguen manejando como feudos personales.
Salvo unos contados casos en cabildos cuyos alcaldes han sido destituidos y procesados, en muchas administraciones edilicias los incumbentes operan de tal forma como si se tratara de negocios privados.
El mal uso de los fondos tienen un trastornador efecto para las comunidades, ya que se les priva de servicios y facilidades que los cabildos están supuestos a garantizar para la buena calidad de vida de los munícipes.
La situación se torna más crítica en distritos municipales, donde cualquier irregularidad, por reducida que sea, ejerce un perjuicio mayor que en aquellos ayuntamientos que disponen de millonarias partidas mensuales.
Ante este panorama, habría que preguntar: ¿cuál ha sido el papel desempeñado por el llamado Presupuesto Participativo, concebido para que las comunidades pudieran influir y dar seguimiento a la forma en que se manejan esos recursos?
Como ocurre con ésta y otras deficiencias institucionales, el problema radica básicamente en la falta de seguimiento, un factor clave para que un plan o programa se aproxime a sus objetivos y cumpla sus funciones básicas.