Nada más qué agregar: “Si bien la libertad de expresión es un derecho humano fundamental, tiene un límite, que es el de no ofender. No se pude provocar, no se puede insultar la fe de los demás. No se le puede tomar el pelo a la fe. Matar en nombre de Dios es una aberración. Pero es normal que haya una respuesta ante ciertas provocaciones. No se puede matar en nombre de Dios. Ahora nos asombra, pero pensemos en nuestra historia. ¿Cuántas guerras de religión tuvimos? Por ejemplo, la Noche de San Bartolomé, el asesinato en masa de protestantes por parte de católicos, durante la guerra de religión de Francia del siglo XVI”.
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