Las autoridades están en la obligación de esclarecer hasta las últimas consecuencias, estableciendo responsabilidades y sanciones ejemplarizadoras, ante la denuncia de que se ha urdido un plan para atentar contra el periodista Fausto Rosario.
Es la segunda vez que la vida de este comunicador se ha visto amenazada por el tipo de periodismo valiente y descarnado que realiza sobre temas generalmente trascendentes y controvertidos.
La importancia de su trabajo ha sido reconocida en diversas oportunidades, incluso por personas que no aprueban su estilo de hacer periodismo, pero aprecian el valioso aporte que hace a la libre discusión de las ideas, base esencial de la democracia.
Fausto ha hecho notables contribuciones al periodismo de investigación y, con una firmeza encomiable, aborda temas sumamente espinosos que a veces algunos medios y periodistas ignoran o evaden para no exponerse a conflictos y eventuales litigios en los tribunales.
Fausto ha tenido la entereza personal de no dejarse doblegar ante las amenazas en su contra, abrazado al compromiso inquebrantable de defender el derecho de los ciudadanos a estar debidamente informados de todos los asuntos relevantes y de interés general.
Tenemos que preservar a Fausto y a todos los que como él, prefieren estar al lado de los intereses del público que anhela vivir en una auténtica democracia, sin funcionarios corruptos y desaprensivos, en lugar de dedicar la información y las opiniones a cuestiones banales y a servir de correa de distribución a causas perversas e innobles.
En esta tarea, Fausto cuenta con el decidido respaldo de los que practican el periodismo como un medio de servicio y que jamás cederán ante las sórdidas maniobras de grupos cavernarios que aún se mueven en círculos de influencia y poder en el país.
Atentar contra la vida de un periodista es un crimen que debe ser enfrentado por todos los amantes de la libertad, porque busca silenciar una voz que sirve de expresión a la sociedad frente abusos, atropellos, violaciones a los derechos humanos y otros desafueros.
Los que por dejadez o inconciencia no alcanzar a comprender la gravedad de esta trama, por una miope visión de que es algo que concierne o afecta exclusivamente a Fausto, incurren en un grave error y en una inexcusable falta de solidaridad.
En este caso, y en cualquier otro de la misma naturaleza, no esperemos reaccionar tardíamente, como aquel hombre que sólo sintió conmoción en sus dormidas fibras sensibles, cuando vio pasar ante su casa la mortaja de su amigo.