UNO
¿El mejor partido que podemos tomar es el de la resignación, ante la recurrencia infinita en éste gobierno del despojo de la riqueza pública? ¿No es violencia estructural ser imponente contra un pueblo que soporta y soporta cargas contributivas del Estado exactor, y no recibe a cambio los beneficios sociales correspondientes? ¿Violencia es tan solo que te den un palo, que te persigan, que te estigmaticen como un apestado? ¿No es violencia poner a pagar al pueblo el saqueo del erario, las “indelicadezas” de la clase política en el poder, quienes se tapan uno a otro bajo el juego sucio de la ficción democrática? ¿Hay solución en el marco institucional al problema de la hipercorrupción y la impunidad en la República Dominicana?
DOS
Todos sabemos lo que hará el congreso con la denuncia de los diputados encabezados por Faride Raful, sobre los contratos del Ministro de la Presidencia José Ramón Peralta, y el vocero Roberto Marchena con las empresas del delincuente internacional Joao Santana y su esposa Mónica Moura; lo sabemos porque Danilo en la campaña vociferó a los cuatro vientos: “Mi congreso”, “Mis síndicos”, “Mi justicia”, delineando el perfil de la dictadura constitucional. Mil cuatrocientos millones de pesos es “paja pá la garza” en la ideología del despilfarro que caracteriza su gobierno, y él cuenta con “su” congreso, renuente a cumplir la función fiscalizadora que debería normar el accionar del poder legislativo en cualquier país. Y lo sabemos, también, por Punta Catalina. ¿No fue, la intervención personal del Presidente, un acto de obstrucción de la justicia, al crear una comisión investigadora fuera totalmente de todo ordenamiento jurídico? ¿Ha movido una sola neurona de su cerebro ése Procurador General de la República para llevar a juicio a todos los culpables del caso ODEBRECHT? ¿Qué ha pasado con los Tucanos? ¿Se han encaminado diligencias investigativas respecto de la red societaria de Diandino Peña para esfumar miles de millones de la corrupción? ¿Por qué no se abrió una investigación sobre la corrupción en CORDE? ¿Quién protegió a los verdaderos dueños del dinero del caso OISOE, sacados del expediente desde el mismo palacio nacional? Sería interminable seguir enumerando los casos de corrupción registrados con el predominio de la más absoluta impunidad, por lo que se impone de nuevo la pregunta: ¿Hay solución en el marco institucional al problema de la hipercorrupción y la impunidad en la República Dominicana?
TRES
¿En un país en el cual las instituciones no funcionan la desgraciada tradición del autoritarismo no marca a un gobernante que pidió a gritos “su” congreso? Tenía la financiación electoral de ODEBRECHT, el presupuesto de cada ministerio, las instituciones que arbitraban el proceso electoral, la justicia, los aportes de los contratistas del Estado. ¡Lo tenía todo! Las elecciones en las cuales éste hombre que se cree providencial fue elegido no fueron más que un torneo de prostitución institucional. ¿Cuánto costó cada voto del presidente Medina? ¿Cuánto gastó comprando senadores y diputados para modificar la constitución y reelegirse? ¿Por cuánto nos sale contar con “sus servicios a la Patria”? ¿Los mil cuatrocientos millones a Joa Santana y sus empresas, apenas una leve aproximación a las grandes sumas que en verdad obtuvo del gobierno, no eran, acaso, para la construcción de un Dios, de un ser sobrenatural que nos salvaría de todas nuestras miserias? ¿No es el “liderazgo” de Danilo Medina un producto del clientelismo, una “construcción” mercadológica que se sustenta en el poder del dinero? ¿Hubo límites, acaso, en el uso de los fondos públicos y en la manipulación de la voluntad ciudadana? ¿No es su cínica destreza de político pragmático y sin ética lo que le ha dado nombradía? ¿No se ha cerrado sobre sí mismo todo el frágil espacio democrático que a duras penas hemos construido en el país después de la muerte de Trujillo?
TRES
La corrupción nos acompaña desde la fundación del estado nación dominicano. La diferencia es que en el presente la corrupción es explícitamente una política de estado. La denuncia documentada de los diputados encabezados por Faride Raful nos da la oportunidad de entender dos cosas: primero que vivimos en una democracia formal, y en una dictadura real. Y segundo, que en un sistema todas las piezas son solidarias entre sí. La cámara de diputados es una pieza fundamental del sistema de corrupción en nuestro país, y como tal solidaria.