"En apariencia es buena, pero en el fondo es mala porque Israel no cumplirá ninguno de los puntos de este acuerdo, como estamos acostumbrados desde hace dos años", lamenta Fouad, que se detiene a hablar con EFE.
Nuseirat (Gaza).- En los campos de refugiados de Bureij y Nuseirat, en el centro de la Franja de Gaza, la mención de la propuesta de alto el fuego presentada el lunes en Washington por el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, junto al primer ministro de Israel, Benjamín Netanyahu, despierta la desconfianza de sus habitantes.
"En apariencia es buena, pero en el fondo es mala porque Israel no cumplirá ninguno de los puntos de este acuerdo, como estamos acostumbrados desde hace dos años", lamenta Fouad, que se detiene a hablar con EFE.
En el enclave aún pesa el desarrollo del último alto el fuego fallido: el Ejército israelí siguió causando un goteo de muertes diarias al abrir fuego contra la población.
El Gobierno de Hamás en el enclave denuncia que no se cumplió con la entrada de ayuda humanitaria acordada para la tregua y, finalmente, Israel retomó su ofensiva el 18 de marzo.
Además, ambas partes denunciaron irregularidades en los intercambios de rehenes israelíes por prisioneros palestinos que auspició la tregua.
Mientras Hamás celebró ceremonias denigrantes al liberar a los cautivos en la Franja, las autoridades israelíes retuvieron y demoraron en numerosas ocasiones la liberación de los presos.
Además, amenazaron a las familias de los prisioneros para que no celebraran públicamente su puesta en libertad.
"No hay ningún detalle sobre el paso de Rafah (en la frontera entre Egipto y Gaza), ni sobre la retirada del Ejército israelí, ni sobre la vía de distribución y el mecanismo de entrada de la ayuda", añade este palestino.
El único elemento concreto es que los soldados de Israel transferirían el control militar a una Fuerza Internacional de Estabilización (ISF), apoyada por EE.UU. y socios árabes.
Esta fuerza se encargaría de entrenar policías palestinos y mantener la seguridad interna.
Samah Mohamed al Hattab y otro gazatí que no revela su nombre comparten desde el enclave su desconfianza tanto hacia Israel como hacia Estados Unidos.
"Va en contra de Palestina y en contra de los gazatíes. Todo para borrar Gaza y borrar el nombre de Palestina", asegura ella.
Él, por su parte, reitera su apoyo a Hamás: "Estamos con la resistencia, aunque tengamos que morir, estamos con la resistencia, no habrá desplazamiento. ¿Quién nos va a desplazar?".
En uno de sus puntos, el plan de Trump asegura que nadie será forzado a abandonar Gaza, pero se permitirá salir libremente a quien lo desee, así como regresar.
Este miércoles, el enclave entrará en el segundo de los tres días a la espera de una respuesta de Hamás al plan de Trump, quien les dio 72 horas para aceptar, aunque este martes mencionó la posibilidad de darles tiempo hasta un cuarto día.
"Ni Hamás ni cualquier otra resistencia va a aceptar este acuerdo, porque es un acuerdo fracasado", insiste Samah.
Ziad al Durra asegura que escuchó el discurso de Trump del lunes y también se muestra cauto ante lo que considera una propuesta inclinada hacia las demandas de Israel.
"Me parece que todo su discurso está inclinado hacia los judíos y no hay nada en favor de los palestinos", lamenta, para concluir:
"Deseo que el presidente del país más grande del mundo se posicione a favor de la justicia, y no a favor de la injusticia, de la matanza y de la destrucción".