HOUSTON, EE.UU.- La acción en el béisbol de las Grandes Ligas dejó durante el año del 2010 el contraste de dos sorpresas inesperadas como fueron el título de la Serie Mundial para los Gigantes de San Francisco y el fallecimiento de George Steinbrenner, el poderoso dueño de los Yanquis de Nueva York.
Mientras que tres lanzadores lograron el siempre soñado partido «perfecto», se establecieron nuevas marcas individuales y de equipo, hubo retiradas de pilotos seguros miembros del Salón de la Fama, contratos multimillonarios y una vez más el triunfo particular e indiscutible de los peloteros latinoamericanos.
Los Gigantes después de 56 años de haber ganado su última Serie Mundial y 52 de haber dejado la sede de Nueva York por la de San Francisco lograron el gran sueño de volverla a conseguir al derrotar (4-1) a los Vigilantes de Texas al mejor de siete partidos.
El gran héroe fue el veterano campocorto colombiano Edgar Rentería, que a sus 35 años volvió a pegar por segunda vez en su carrera el hit ganador de la Serie Mundial, un jonrón de tres anotaciones. En 1997 con los Marlins de Florida también decidió el título.
Legendarios como Willie Mays, el dominicano Juan Marichal, el boricua Orlando Cepeda y Barry Bonds no pudieron lograrlo en 1962, 1989 y 2002.
Pero a Buster Posey, el sensacional receptor novato, le tomó apenas un año conseguir el primer campeonato de Serie Mundial para la ciudad de San Francisco, gracias a Rentería que fue el Jugador Más Valioso (MVP) del «Clásico de Otoño».
El año del 2010 también será recordado el del protagonismo de los lanzadores que lograron dos partidos perfectos y un tercero que no lo fue por culpa de una decisión errónea de un árbitro.
Dallas Braden, de los Atléticos de Oakland, hacía historia el 8 de mayo con el primer partido perfecto de la temporada y 20 días después, Roy Halladay, de los Filis de Filadelfia, conseguía el segundo.
Pero faltaba un tercero, el que conseguía el venezolano Armando Galarraga, de los Tigres de Detroit, el 2 de junio, que no iba a contar porque el árbitro de primera Jim Joyce dio como seguro a un corredor en la inicial cuando había sido un «out» monumental.
Aunque Joyce con lágrimas en los ojos reconoció y pidió perdón a Galarraga, el comisionado del béisbol, Bud Selig, no lo válido como el vigésimo primer partido perfecto en la historia de las Grandes Ligas.
Antes, el 16 de abril, el dominicano Ubaldo Jiménez también había lanzado con los Rockies de Colorado partido sin hit, algo que luego hicieron Edwin Jackson (Arizona) y Matt Garza (Tampa Bay), mientras que Jamie Moyer, de 46 años, fue el lanzador de mayor edad que ganó a los Yanquis.
Otro veterano, Trevor Hoffman, llegó a los 600 salvamentos, la mejor marca de todos los tiempos, y el novato Stephen Strasburg brilló en su primera apertura en las Grandes Ligas al recetar 14 ponches en el triunfo de los Nacionales de Washington 5-2 sobre los Piratas de Pittsburgh, pero luego se lesionó.
La temporada del 2010 también dejó marcas como los 600 jonrones conseguidos por Alex Rodríguez, de los Yanquis, que se convirtió en el jugador más joven que lo logra en las Grandes Ligas y el séptimo en la lista de todos los tiempos con Barry Bonds, Hank Aaron, Babe Ruth, Willie Mays, el dominicano Sammy Sosa y Ken Griffey Jr, que sorprendió con su retirada tras 22 temporadas en activo.
Mientras que el jardinero derecho japonés Ichiro Suzuki pegó hit número 200 extendiendo su propio récord y alcanzando el hito de diez temporadas consecutivas con al menos dos centenares de imparables.
El 2010 también será recordado por la retirada de pilotos legendarios como Bobby Cox, Lou Piniella, Cito Gaston y Joe Torre, ganadores todos ellos de Series Mundiales, lo mismo que ver a la Liga Nacional ganar (3-1) a la Americana el Partido de las Estrellas después de 13 derrotas consecutivas.
La muerte de Steinbrenner, «The Boss» (El jefe), de 80 años, dejó al deporte del béisbol sin el dueño más poderoso, que todo lo podía a base de talonario, pero que construyó la franquicia más exitosa con siete Series Mundiales ganadas bajo su gestión, de las 27 que tienen los Yanquis, y un valor de más de 1.000 millones de dólares.
El apartado del dopaje quedó relegado a un segundo plano, aunque el piloto de los Vigilantes de Texas, Ron Washington, dio positivo al consumo de cocaína y luego llevo al equipo a su primera Serie Mundial.
La política también afectó al deporte pasatiempo nacional en Estados Unidos con el boicot que se le hizo a los Cascabeles de Arizona por la ley de inmigración perjudicial para los hispanos.
En contraste los peloteros latinos volvieron a ser los grandes triunfadores de la temporada con los dominicanos Albert Pujols, José Bautista y Alfonso Soriano junto a los venezolanos Carlos González, Miguel Cabrera y Félix Hernández, todos ellos líderes absolutos en distintas categorías del juego de las Ligas Americana y Nacional.
Además, como broche de oro Hernández fue el ganador del premio Cy Young de la Americana y el taponero dominicano Neftalí Féliz lo acompañó como Novato del Año, mientras que Cabrera quedó segundo en la votación para el Jugador Más Valioso (MVP) del «Joven Circuito», Pujols ocupó el mismo puesto para el de la Nacional y González fue tercero.
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