Glamour estadounidense de Carolina Herrera toma el museo Whitney de NY

En esta colección quiso "evocar el glamur casual y la naturalidad de la eterna musa estadounidense Carolyn Bessette-Kennedy" añadiendo "imágenes de moda de finales de los noventa" y una inyección de la "vitalidad de Nueva York".

NUEVA YORK.- La firma Carolina Herrera presentó este martes su colección primavera-verano 2024, inspirada en el glamur estadounidense de finales de la década de 1990, desplegando su pasarela en una de las grandes sedes del arte de Estados Unidos, el Museo Whitney de Nueva York.

El director creativo, Wes Gordon, se volvió a basar en los emblemas de la casa creada por la diseñadora venezolana y propuso siluetas femeninas con piezas entalladas y algunos toques de volumen, estampados románticos de flores y lunares, y una gran apuesta por los colores, en este caso pasteles.

La cita con Herrera, una de las firmas más veteranas de la semana de la moda neoyorquina, atrajo a decenas de invitados conocidos, como las actrices Lucy Hale y West Duchovny o el diseñador español Palomo Spain, y a numerosas influenciadoras que se sentaron en bancos en la entrada del museo.

Según explicó Gordon en una nota, en esta colección quiso «evocar el glamur casual y la naturalidad de la eterna musa estadounidense Carolyn Bessette-Kennedy» añadiendo «imágenes de moda de finales de los noventa» y una inyección de la «vitalidad de Nueva York».

El modisto declaró sus intenciones incorporando el tejido de punto en suéteres, faldas y cardigan a juego, y el tacón bajo conocido como «kitten heel» y combinándolo con vestidos y dos piezas de encaje revelaban la piel y la ropa interior, o túnicas simples y fluidas de seda.

Para el día, destacó su apuesta por el amarillo con conjuntos como falda de tul larga y chaqueta entallada del mismo color, o vestido floreado con aberturas en el torso; o el lila, en un minivestido coqueto de manga larga con cuello y botonadura, y en un sinuoso vestido ajustado largo con fruncidos.

Y para la noche, optó por los volúmenes y los brillos, pero con un ejercicio de contención: vestidos en escote palabra de honor, uno de rayas verticales negras y lilas en tul, con cola; otros más ajustados, cubierto de lentejuelas transparentes o plateadas; o un mono de brillos metalizados entallado.

Gordon también dio un nuevo aire al conjunto clásico de la firma, de camisa de algodón y falda lápiz: abrió el desfile con una camisa blanca con volumen en las mangas y falda negra, y lo cerró con una blusa similar en negro y la falda de lentejuelas plateadas.

Al final, según expresó Gordon, que fue aplaudido y acudió a saludar y abrazar a Herrera, la mujer para la que diseña la firma es una que «desafía las nociones de simplicidad«, «reformula la fuerza femenina y la energía de Nueva York, sin sacrificar la alegría de vestirse para una misma».