Resabios, frustraciones y malquerencias impulsadas por visiones equivocadas de la vida y de sus elementos más preponderantes llevan a emitir juicios contraproducentes y a no valorar las cosas en su justa dimensión.
A este tipo de distorsiones de deben probablemente los juicios destemplados que de tiempo en tiempo se emiten con malvados propósitos de descalificación contra familias adineradas que han hecho fortuna a través de un largo historial de trabajo y experiencias.
De ahí que carezcan de fundamento y sean injusta desde cualquier ángulo la campaña mediática que en estos días se ha emprendido en contra familias respetables como los Vicini, que han hecho importantes contribuciones en el desarrollo económico del país.
Como señalara con toda propiedad el periodista José Báez Guerrero en su artículo en el periódico y refiriéndose a Vicini, “contribuir por 135 años al crecimiento y modernización nacional, no sólo con múltiples negocios y excelentes resultados, habla por sí mismo”.
Recuerda que apenas tres lustros atrás Juan Vicini Lluberes, jovencito con 29 años, arriesgó patrióticamente más de US$400 millones para rescatar al banco del Progreso, aunque su familia sólo debía responder por 10 % del capital defraudado. Así salvó al sistema financiero tras otras escandalosas quiebras bancarias.
Coincidimos plenamente con Guerrero en su apreciación de que “sin buscar protagonismo ni vanagloriarse, los Vicini son responsables de significativos éxitos en agroindustria, lechería, construcción, generación eléctrica; aportan esfuerzos, tiempo y dinero para impulsar la educación, deportes, relaciones dominico-haitianas, incremento de exportaciones”.
Báez Guerrero llega más lejos al afirmar que “ningún político o grupito partidista posee mayor interés legítimo en el progreso, bienestar y desarrollo dominicanos como los Vicini”.
Por todo esto estamos también de acuerdo en que “incordiarlos continuamente sin motivo valedero es una estupidez
improductiva y peligrosa” y que en cambio deben recibir mejor trato y reconocimiento