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¡Guachimanes sin chapulines!

Hay tantos o quizás más vigilantes privados que policías, hombres armados para cuidar vidas y propiedades cuyas condiciones laborales deberían avergonzarnos a todos.

José Báez Guerrero
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Una de las más importantes funciones del Estado es proteger los derechos de los débiles para evitar abusos por parte de poderosos. En cuanto violaciones laborales, quizás pocos casos hay tan escandalosos como el desamparo de los vigilantes privados llamados “guachimanes”, dominicanismo de “watchman”.

Hace seis años, el Listín denunció que sus empleadores obligan a trabajar siete días a la semana sin descanso, por años seguidos sin vacaciones. Les descuentan seguro de salud sin estar asegurados; les cobran cientos de pesos quincenales indefinidamente por uniformes, dos juegos cada año. Dizque hubo un caso de un “guachimán” con buena salud que trabajó mas de 1,800 días consecutivos sin días libres ni vacaciones.

Estos “infelices” –como decía Rafael Herrera— ¿no merecen protección de sus derechos laborales? Tras las reveladoras publicaciones del Listín hace unos años hay un sospechoso silencio mediático sin que haya habido mejoría de la situación, nada extraño en Macondo. Hay tantos o quizás más vigilantes privados que policías, hombres armados para cuidar vidas y propiedades cuyas condiciones laborales deberían avergonzarnos a todos.

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