Liverpool.- El conflicto en Oriente Medio ha opacado los esfuerzos del Partido Laborista por hacer oír sus propuestas en su congreso anual, pero, todavía más que eso, ha reabierto viejas heridas entre la actual dirección y el ala izquierda de la formación.
Palestina ha sido en los últimos años un asunto radioactivo para los laboristas. El anterior líder de la formación, Jeremy Corbyn, fue purgado por su presunto antisemitismo, y el actual dirigente, Keir Starmer, hizo de la cuestión uno de sus grandes caballos de batalla al renovar el partido.
La guerra se ha colado en los corrillos de los delegados en el congreso que celebran los laboristas en Liverpool (norte de Inglaterra), por mucho que oficialmente el partido trate con denuedo de que no acapare los debates.
Un mensaje de Corbyn en la red social X (antes Twitter) el mismo día del ataque de Hamás sobre Israel desató la controversia.
El exlíder reclamó un «alto el fuego inmediato» por todas las partes y consideró que «el final de la ocupación (israelí) es el único medio para conseguir una paz justa y duradera».
La izquierda del Partido Laborista ha contado siempre con una facción abiertamente propalestina, que está presente también en el congreso a través de sus propios estands y ONG.
Pese a que Corbyn ha condenado el antisemitismo, un informe de la comisión pública de Igualdad y Derechos Humanos concluyó en 2020 que el partido bajo su liderazgo había cometido actos ilegales de discriminación y acoso.
Eso llevó a la suspensión de militancia de Corbyn por un mes, y aunque fue readmitido, la dirección laborista le ha impedido presentarse bajo sus siglas a las próximas elecciones generales.
Un rechazo contundente
Los líderes actuales del partido han sido tajantes desde que el sábado comenzó el nuevo conflicto: se trata de un ataque «salvaje y terrorista» por parte de Hamás contra Israel.
«Nunca hay justificación para el terrorismo. El laborismo se posiciona junto a Israel en su derecho a defenderse, a rescatar a sus rehenes y a protegerse», dijo hoy el responsable internacional del partido, David Lammy, en una mesa redonda sobre política exterior.
Y recordó que los laboristas continúan abogando por una solución de dos Estados coexistiendo pacíficamente uno junto al otro.
Sin embargo, las opiniones discrepantes se han hecho oír en el congreso de Liverpool. Nadie quiere alzar fuerte la voz en contra de la dirección: el mejor pegamento en política es el poder, y los laboristas ya casi lo huelen tras 13 años de gobiernos conservadores.
Pero en un acto que desbordó la capacidad de la sala donde se celebró, los representantes de la facción propalestina dejaron claro que no piensan callar.
Hugh Lanning, histórico militante de la causa palestina dentro de la izquierda británica, agradeció la «valentía» de los ponentes para participar en el evento, después del ataque que Hamás lanzó sobre territorio israelí el pasado sábado.
«Tenemos un eslogan que es ‘Alzando la voz por Palestina en el laborismo’, pero eso cada vez se está haciendo más difícil. No nos van a silenciar. Si condenas la pérdida de vidas civiles e inocentes de un bando, condenas la de todos», señaló.
Uno de los presentes en el acto fue John McDonnell, mano derecha de Corbyn durante su liderazgo del partido, que instó a los gobiernos occidentales a «buscar de inmediato una desescalada, el alto el fuego y una verdadera negociación para una paz justa, que incluya el fin de la ocupación».
Los ataques a Starmer se lanzan con sordina. Apenas los activistas más comprometidos se atreven a cuestionar el papel del aspirante a gobernar el país tras las próximas elecciones.
A juicio del director de la ONG Campaña por la Solidaridad con Palestina, Ben Jamal, la reacción de la dirección laborista ha sido «horrorosa».
En declaraciones a EFE, Jamal denunció que el partido no publicitó los eventos de su organización en el congreso, debido a que usan la palabra «apartheid» en sus pasquines.
«Hoy hemos vuelto a tocar fondo después de que la responsable de economía del partido (Rachel Reeves) asegurase que Gaza no está bajo la ocupación, lo que muestra una ignorancia premeditada del derecho internacional», dijo.
