Hay “líderes” que cada vez que abren la boca para hablar disparates sube el precio del pan o la gasolina. Es decir, cada semana, cada día. Más en tiempos como estos, en la cuenta regresiva para el despilfarro millonario de celebrar las elecciones dentro de nueve meses. Elecciones que sirven a estos escrupulosos hombres del patio político criollo para llenarse los bolsillos más, si cabe.
Fernandez, preocupado como estadista más por la situación internacional, lo cual es importante pero no más que la situación de tu propio país, pierde mucho tiempo en asuntos estériles que al dominicano no terminan de convencer. Mega obras desproporcionadas, proyectos inútiles y la decadencia de los servicios básicos en el país, continúa igual. No termina de ser creíble su apoyo certero a su compañero de partido Danilo Medina, quien como lobo enjaulado no sabe dónde más encaramarse para atraer la atención de un pueblo decepcionado de las malas ejecuciones de su propio partido. Ideas van, promesas vienen, típico en medio de la vorágine de meses electorales.
Por otro lado, la conducta patosa y casposa de Hipólito Mejía, da vergüenza ajena. Con sus chistes estúpidos y promesas vagas e incoherentes, compra y obnubila a la masa ignorante de este país, que se conforma con asegurar su plato de arroz y habichuela sin importarle en lo más mínimo, a quién le cae atrás en los “mitines” políticos. Rodeados de los mismos mequetrefes de su anterior gobierno que hundieron este país económicamente en el año 2003, aunque todos digan lo contrario. Este pueblo ya olvidó la corrupción y todo lo sucedido en el nefasto gobierno de Mejía desde el año 2000.
Sólo hace falta leer las noticias para uno llenarse de estupor y a veces de risa frente a la cantaleta diaria de estos políticos con deseos perennes de “solucionar” los problemas más acuciantes de nuestro país, mientras estos problemas nos acorralan cada minuto más. Todos prometen el oro y el moro. Todos serán capaces a partir de las elecciones que vienen si resultan vencedores, de usar su barita mágica para frenar la delincuencia, el narcotráfico y las malas influencias dentro y fuera de sus gobiernos, partidos y país. Frente a estos ridículos enunciados de cada cuatro años, sólo atinó a preguntarme: porqué no lo hicieron cuando gobernaron, o no sugirieron tal o cual idea a sus gobiernos?
Nuestra actualidad, es que la situación de delincuencia nacional está en aumento, el narcotráfico ha convertido nuestro país en un puente aéreo de aterrizaje, tráfico y comercialización de estupefacientes, (esto desde el año 2000), ocupamos como nación uno de los primeros lugares en el ranking de corrupción gubernamental, tenemos una justicia que es un juguete para jueces, fiscales y abogados, un país en el que vivir dignamente cuesta un ojo de la cara, porque somos un país caro en todos los aspectos, con una educación pública nefasta y una educación privada abusiva y despiadada en sus precios, seguimos siendo un país sin luz, con poca agua potable y poseemos un Congreso para cortarse las venas. Y como si todo esto no fuera poco, la violencia de género hace mella en nosotros de una manera pasmosa e indolente. Es decir, no quiero ser pesimista, sino realista, y pienso que estamos viviendo como nación uno de los peores momentos que nos ha tocado vivir.
Nuestro panorama? Los mismos partidos de siempre, grupos: prostituidos, desgastados y con una larga mancha a sus espaldas que limpiar. De momento, y porque así lo han querido estos partidos, sólo hay estas dos únicas opciones, Mejía y Danilo, para las elecciones del año que viene. Menú pobre, escaso de genialidad y de probada de ineficacia.
En ese sentido, el pueblo dominicano, falto de memoria a lo largo de su historia, desea seguir revolcándose en el mismo estiércol político de siempre.
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