REDACCIÓN INTERNACIONAL.– La infancia en Haití enfrenta una crisis devastadora que ha llevado a la ONU a declarar al país como uno de los peores lugares del mundo para ser niño. Con un alarmante aumento de la violencia, el hambre y la falta de acceso a la educación, los niños haitianos están atrapados en una espiral de sufrimiento sin precedentes, según un informe reciente presentado en una reunión especial del Consejo Económico y Social de la ONU (ECOSOC).
La periodista Jacqueline Charles cita en el Miami Herald que según UNICEF, más de 365,000 niños forman parte de los 700,000 haitianos desplazados internamente, obligados a vivir en campamentos improvisados sin agua potable ni letrinas. Además, 1.5 millones han perdido acceso a la educación debido a la pobreza y la violencia de las pandillas, mientras que otros son reclutados por estos grupos, con un incremento del 70% en el último año. Actualmente, entre el 30% y el 54% de los miembros de pandillas son menores de edad.
«Haití es uno de los peores lugares del planeta para ser niño», afirmó Catherine Russell, directora ejecutiva de UNICEF. «Los niños y las familias siguen sufriendo niveles sin precedentes de anarquía y brutalidad a manos de los grupos armados.»
El impacto de la violencia
La violencia de las pandillas ha convertido a las escuelas en campos de batalla y ha cerrado hospitales. En 2024, 238 niños han sido asesinados o heridos, y 38 han sido secuestrados. Además, los incidentes de violencia sexual contra menores han aumentado en un asombroso 1,000%.
«Los niños están siendo transformados en herramientas de violencia», declaró María Isabel Salvador, representante especial de la ONU en Haití. «Las crisis prolongadas no son solo desafíos de gobernanza; son amenazas existenciales para la sociedad misma, y los niños pagan el precio más alto.»
El hambre como crisis paralela
La inseguridad alimentaria afecta a la mitad de la población haitiana, con 2 millones de personas en niveles de emergencia y 6,000 en condiciones de hambruna catastrófica. El Programa Mundial de Alimentos (PMA) informó que está ampliando sus operaciones para atender la creciente demanda, mientras que la falta de fondos amenaza con empeorar la situación.
«Es una crisis dentro de otra crisis», subrayó Ulrika Richardson, coordinadora humanitaria de la ONU en Haití.
El embajador canadiense ante la ONU, Robert Rae, pidió priorizar la protección infantil en todos los esfuerzos internacionales. «El tiempo no es nuestro amigo. Tenemos que avanzar y asegurarnos de que los niños estén en el centro de todo lo que hacemos», declaró.
Sin embargo, las negociaciones para enviar una misión de paz a Haití enfrentan resistencia de países como China y Rusia, que argumentan que no hay paz que mantener en el país. A pesar de los esfuerzos liderados por Kenia y otros países del Caribe para fortalecer la seguridad, las pandillas siguen controlando vastas áreas del territorio haitiano.
Un futuro incierto
Con el cambio de administración en Estados Unidos el próximo 20 de enero, la continuidad de los esfuerzos internacionales en Haití es incierta. Mientras tanto, la ONU insiste en que la combinación de seguridad, asistencia humanitaria y desarrollo a largo plazo es esencial para cambiar el rumbo del país.
«No podemos abordar las necesidades urgentes sin seguridad, pero también debemos mirar más allá de lo humanitario y enfocarnos en el desarrollo a largo plazo», concluyó Rae.