Hay que cuidar el clima de inversión

José Báez Guerrero.

Cada vez que en países como el nuestro sube un gobierno nuevo, algunos de los incumbentes, deseosos de agradar a sus jefes o al Presidente, descubren por enésima vez la fórmula del agua tibia y embarcan al Estado en situaciones difíciles en procura de objetivos que rara vez son los que se anuncian públicamente.

Un ejemplo son los casos de recientes intentos por desconocer contratos con empresas foráneas, como los de TCW y Codacsa, que culminaron en laudos o sentencias en contra del Estado por muchas decenas de millones de dólares. ¿Fracaso de los gestores de esas aventuras? No, al contrario, perdió el Estado dominicano pero los abogados, cabilderos y otros agentes terminaron con muchos millones de dólares en los bolsillos. Se perdió, pero ¡cuánto ganaron!

En los últimos días, se ha estado comentando la posibilidad de revisión de ciertos contratos que al momento de firmarse parecían aceptables a todas las partes, pero que ahora ante la necesidad urgente de divisas o ingresos fiscales lucen injustos, puesto que hay que esperar para que comience la fiesta, y el gobierno, integrado al fin y al cabo por políticos, quiere “lo suyo ahora”…

Este escarceo ya ha llegado a entidades internacionales en Washington y otras capitales, donde nerviosos analistas han comenzado a llamar a abogados, periodistas y hombres de empresa dominicanos para preguntarles qué está pasando y qué puede vislumbrarse en el horizonte de los negocios en la República Dominicana.

A quienes conocemos la prudencia y capacidad de Estado del Presidente Medina no nos preocupa mucho la situación, mucho menos sabiendo que el presidente de su PLD y ex presidente Leonel Fernández siempre ha insistido en cuidar la imagen dominicana ante los inversionistas. Pero están los malos antecedentes de TCW y Codacsa, donde la cuestión no era tener razón o no, sino que nadie sabe bien al día de hoy dónde ponía la pava….

Y la cuestión es que en este país casi nunca las cosas son como aparentan y la persecución de ciertos objetivos se hace vía carambola y no transparentemente. Por eso quienes no conocen cómo se bate el cobre entre nosotros andan tan espantados con ciertos augurios tremebundos. Para calmarlos, y también en beneficio del propio país, no estaría nada mal “hacer lo que nunca se ha hecho” y parar en seco a los habituales sospechosos.

José Báez Guerrero

josebaezguerrero@gmail.com