AZUA.- Una heladería artesanal se ha convertido en un ícono del municipio de Azua de Compostela, al sur del país, por sus originales sabores. La emprendedora Paola Díaz narra cómo fueron los inicios de la heladería, y como surgió la idea de poner este negocio.
“Lo inicie por mi niña, ella tenía una gira del colegio entonces yo no tenía en ese momento cómo pagarle la gira, no tenía dinero y le dije a bueno pues te voy hacer heladitos”, relató la emprendedora.
La idea funcionó, y Paola Díaz no sólo obtuvo los 3 mil pesos que necesitaba para la gira de su hija, sino que además logró impulsar un negocio familiar que les cambiaría la vida.
“Ella se los llevaba para el colegio. Yo fui llevándolos a diferente instituciones de aquí, o sea, se los regalaba para que lo conocieran”, detalló Paola.
Su producto comenzó a venderse como pan caliente, y en pocos meses, expandió su negocio, agregando no sólo nuevos sabores al menú, sino que además incorporó a su madre, quien no dudo en ceder parte de su casa para ver el sueño de su hija hecho realidad.
De elaborar cerca de 30 helados diario, ahora preparan entre 300 y 400, siendo los más buscados los de fresa, coco y uva.
Cuando la pandemia desestabilizó la economía mundial, llevando a la quiebra a cientos de emprendedores en el país, la propietaria de Capririco demostró una vez más que el amor de madre es capaz de todo y nunca dejó de luchar.
Ahora, estos helados dejan a más de uno con un dulce sabor en el paladar y son una parada obligatoria para quienes visitan el pueblo sureño, tierra de poetas y valientes, lema al que esta mujer ha sabido hacerle honor.
Paola Díaz, de 33 años, no solo se dedica a la venta de helados, sino que es mercadóloga de profesión y lleva 12 años trabajando en una institución donde ha ocupado puestos que van desde recepcionista, hasta asesora de formación de empresas.