SANTO DOMINGO, República Dominicana.- Fuera de la cuestión de no ofrecer nombres, ni fotos, ni videos, a la luz de las leyes y de la interpretación de la Constitución, en la práctica, esta normativa obstaculiza la efectividad del combate al narcotráfico y el crimen organizado.
El hecho de las autoridades dar a conocer el nombre de un acusado y revelar las imputaciones, actúa de cierto modo como en elemento disuasivo ante otros que tal vez reflexionen previo a cometer un delito y ver su imagen empañada.
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En países avanzados y con sistemas judiciales confiables, este método, de limitar la información, no se aplica porque desde el primer momento los acusados son identificados. Claro está, las autoridades no actúan a la ligera, porque parten de investigaciones previas y de evidencias debidamente sustentadas. De otro modo, los casos se caen en los tribunales, como está ocurriendo en nuestro país con numerosos procesos que, después de ser presentados con grandes alijos de drogas y bienes, producto supuestamente del lavado de activos, los acusados son descargados en los tribunales por mala instrumentación o irregularidades en la recopilación y presentación de la llamada cadena de pruebas.
Otra vertiente preocupante con el hermetismo es de cara al público, porque la prensa se ve limitada para dar información con mayor precisión, ya que los detalles se manejan tras bastidores.
¿Es que ahora hay que cuidar a los malhechores que están violentando los derechos de la sociedad, o es que pudiéramos interpretar que se están armando expedientes para las cuales las autoridades no cuentan con pruebas y evidencias suficientes?
Finalmente los que salen ganando con este hermetismo son los acusados, que luego contratan reconocidos abogados, que se han dedicado a especializarse en rebuscar tecnicismos para obtener descargos en nuestro ya célebre sistema judicial, el mismo sistema del cual el propio Procurador General de la República se ha quejado amargamente. Como muestra un botón, el caso de los hermanos Buitrago, el más reciente en una estela de procesos que hablan por sí mismo.
Señor Procurador, cuidemos y respetemos los derechos de los acusados, pero también cuidemos a la sociedad, que está hastiada del crimen, la violencia y el narcotráfico que va echando raíces y arraigándose en este país de gente noble y que tiene derecho a vivir en paz y con seguridad.