REDACCIÓN.- En el mundo, el 25% de los hombres y el 20% de las mujeres sufren hipertensión arterial elevada y sólo una quinta parte de ellos mantiene controlada la enfermedad, según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS). Esa falta de control podría generar complicaciones como dolor torácico, infarto de miocardio, insuficiencia cardíaca, ritmo cardíaco irregular, accidentes cerebrovasculares, insuficiencia renal y problemas en los ojos, entre otros.
La hipertensión arterial o presión alta es un trastorno que ocurre cuando la sangre circula con más fuerza de lo habitual, lo que provoca que los vasos sanguíneos y el corazón deban hacer un esfuerzo adicional para garantizar la circulación de la sangre en todo el cuerpo. Esta condición podría generar que eventualmente un mal funcionamiento del corazón o dolor en el pecho, entre otras complicaciones. También representa el mayor número de muertes tempranas en el mundo, solo en el 2015 se registraron 9.4 millones fallecimientos prematuros.
La hipertensión se ha convertido en un problema frecuente en la población, especialmente en los países de ingresos bajos por falta de acceso a los servicios de salud o por desconocimiento de la enfermedad, lo que podría provocarles la muerte. En contraste, en los países de mayor ingreso, se han mejorado los procesos de diagnóstico y tratamiento temprano, con lo que también se ha venido disminuyendo la mortalidad por complicaciones cardíacas.
Es por esto, que en el marco del Día Mundial de la Hipertensión, se hace un llamado para que las personas se empoderen y se preocupen de mantener una presión sanguínea y una frecuencia cardíaca saludables y se realicen controles médicos periódicos, pues los síntomas de la enfermedad son silenciosos en las primeras etapas. “Es importante que los pacientes con presión arterial alta comprendan que pueden sufrir arritmias las cuales son latidos cardíacos excesivamente rápidos, lentos o irregulares; por lo cual es recomendable que se realicen electrocardiogramas periódicos para descartar las mismas y velar por su salud cardiovascular”, comentó el Dr. Esteban Coto, Director Médico de AstraZeneca para Centroamérica y el Caribe.
Por otro lado, verificar de manera constante la frecuencia cardíaca y la presión sanguínea es un paso importante, ya que la primera hace referencia a la cantidad de latidos del corazón, y su rango debe encontrarse en un adulto en reposo entre 60-100 latidos por minuto (bpm), y la presión sanguínea se mide en el momento que el corazón se contrae y se relaja, con datos que normalmente se encuentran entre 120/80. Si la lectura de la presión sanguínea refleja de manera constante datos de 140 sobre 90, se diagnostica como presión alta; por lo que se recomienda llevar un registro para obtener más datos e información comparativa que pueda confirmar el padecimiento por parte del médico tratante.
Para un diagnóstico acertado, el médico puede recomendar otras variantes de pruebas, entre ellas el monitoreo de la presión arterial constante, a través de un dispositivo que brindará un panorama más preciso de los cambios en la presión arterial. Además, se puede solicitar análisis de laboratorio (orina, sangre y colesterol), un electrocardiograma con el fin de medir la actividad eléctrica del corazón y el ecocardiograma para descartar otras enfermedades cardíacas.
“Una vez que el paciente ha sido diagnosticado de hipertensión arterial, se deben considerar el tipo de tratamiento adecuado según sus necesidades, esto implica realizar cambios en el estilo de vida, entre ellas, optar por una dieta saludable, actividad física con regularidad, mantener un peso sano, y en ciertas ocasiones se deberá acudir a medicamentos, según el tipo de hipertensión que padezca”, explicó Coto.
La Organización Mundial de la Salud busca reducir la prevalencia en esta enfermedad en un 25% para el 2025, sin embargo, esto dependerá de que las personas atiendan al llamado de prevención, principalmente en el control de la presión arterial y la frecuencia cardíaca. “Es relevante que la población comprenda que hay formas para reducir las probabilidades de padecer hipertensión, como la reducción de ingesta de sal, consumo de verduras y frutas, constante actividad física, evitar el consumo de tabaco y alcohol, y contar con un buen manejo del estrés, siendo este último punto un tema clave, pues muchas personas no hacen un balance entre su vida profesional y personal, lo que desencadena en frecuentes sobreesfuerzos a su cuerpo”, concluyó el Dr. Coto.